En el mes de febrero que hoy comienza celebraremos varias festividades de la Virgen: mañana la Purificación y Presentación del Niño, y el día 11, Nª Sª de Lourdes. Pensaba que era éste un buen momento para reflexionar sobre el papel que María juega diariamente en nuestras vidas, precisamente por su Maternidad y por su Omnipotencia.
Cuando pensamos en la Virgen, tendemos a verla con una cierta distancia. Sí, la vemos como Madre de Dios; y también como una imagen piadosa de nuestro entorno (la Patrona de nuestra ciudad, de nuestra cofradía), a la que veneramos y llevamos en andas el día de su fiesta. Pero luego, en la conducta diaria, no siempre le damos entrada, como Madre nuestra que es.
A veces, ni siquiera cuando lo necesitamos: “Ruega por nosotros… ahora y en la hora de nuestra muerte”. Y Ella es la única que puede salvarnos: de nuestro mal carácter, de nuestra pereza, del afán de figurar, de nuestra tendencia a la bebida o al juego... Muchas veces consigue ese milagro, y casi siempre sin que nadie se lo pida. Así fue en las bodas de Caná. Le bastó decir: “No tienen vino”. Y Jesús obró el milagro, aunque no había llegado su tiempo. Simplemente, porque su Madre -y la Madre de los hombres- así se lo pidió.
Quizás podamos comprender mejor esa Maternal Omnipotencia de la Virgen al leer la declaración que el Diablo hizo sobre Ella hace unos 350 años. Que yo sepa, son las únicas palabras de Satanás referidas a María Santísima que han sido registradas por escrito y avaladas por la autentificación de varios testigos.
Según se recoge en las crónicas, durante la instrucción de la causa de Beatificación de San Francisco de Sales, declaró como testigo una de las religiosas que le conoció en el monasterio de la Visitación de Annecy. Refirió que en una ocasión llevaron ante el obispo de Ginebra (Monseñor Carlos Augusto de Sales, sobrino y sucesor de San Francisco en la sede episcopal) a un hombre joven que, desde hacía cinco años, estaba poseído por el demonio, con el fin de practicarle un exorcismo.
Los interrogatorios al poseso se hicieron junto a los restos mortales de San Francisco. Durante una de las sesiones, el demonio exclamó lleno de furia:«¿Por qué he de salir?». Estaba presente una religiosa de las Madres de la Visitación, que al oírle, asustada quizá por el furor demoníaco de la exclamación, invocó a la Virgen: «¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros!...».
“Al oír esas palabras –prosiguió la monja en su declaración– el Demonio gritó más fuerte: «¡María, María! ¡Para mí no hay María! ¡No pronunciéis ese nombre, que me hace estremecer! ¡Si hubiera una María para mí, como la que hay para vosotros, yo no sería lo que soy! Pero para mí no hay María». Sobrecogidos por estas palabras, la mayoría de los presentes rompieron a llorar. El Demonio continuó: «¡Si yo tuviese un instante de los muchos que vosotros perdéis…! ¡Un solo instante y una María, y yo no sería un demonio!»”.
(Tomado de: Federico Suárez, “La pasión de Nuestro Señor Jesucristo”, Madrid, Rialp, 7ª ed., pág. 217-218).
Muy bueno el artículo, Alfonso. Nos sirve para recordar el gran regalo que tenemos de la maternidad -la protección, el ámparo, el consuelo- de María.
ResponderEliminarEl mundo de los ángeles es poco conocido. Parece que no tienen posibilidad, como nosotros, de obtener el perdón de Dios una y otra vez durante la fase terrena de nuestra vida. Nos pareceríamos a la hora de la muerte, cuando nuestro destino queda fijado ya para la eternidad, ahí nosotros tenemos a María de nuevo y ellos no la tuvieron. Por eso clamaba el demonio de la historia. Dios sabe lo que hace, los ángeles tienen un conocimiento mucho mayor que nosotros: sabiendo lo que saben, parece mentira que hayan rechazado a Dios.
ResponderEliminarNunca había pensado que, tal vez, los demonios sean dignos de lástima.
¡Con lo malo que es el demonio! (Llanto y rechinar de dientes, padre de la mentira, etc...), y nos quiere mover a la compasión, el que se hace víctima de sus fechorías ¿Desde cuando la soberbia del que sabía lo que hacía se acerca a la humildad de la Virgen María si no es para crear confusión, pretender lavar su horrenda imagen y seguir en su maldad? El insensato de Joaquín Sabina le dedica una canción: "mi amigo satán".
ResponderEliminar¿Acaso consoló a la Virgen María en el sufrimiento de Nuestro Señor Jesucristo?
San Miguel no insultó al demonio cuando fue vencido, tampoco lo haré yo.
Un abrazo Alfonso
Salus
En cuantas ocasiones pasamos por alto la fuerza de la mediación de María antes Jesús. Gracias Alfonso por recordárnoslo hoy.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfonso, articulo estratosferico. Gracias
ResponderEliminarPodemos imaginarnos a la Virgen rodeada de Ángeles y servida por ellos: sin duda, están muy a gusto a su lado. Pero Ella no es la Madre de los Ángeles, aunque sí sea la Reina de los Ángeles y la Reina de Cielos y Tierra.
ResponderEliminarEn cambio, sí es Madre de los hombres, de todos, de cada uno. ¡Qué gran regalo el de Cristo junto a la Cruz! Nos dio a su Madre por Madre nuestra, junto con el encargo de cuidarnos como a hijos.
Esas palabras del Diablo deberían grabarse en nuestra memoria: "Si tuviese un solo instante de los muchos que vosotros perdéis... Un instante y una María...".
Nosotros tenemos muchos instantes, muchas ocasiones de volver. Y, sobre todo, le tenemos a Ella.
Muy bueno y opurtuno.
ResponderEliminarHay muchos testimonios en la misma línea pero éste sobrecoge y, además, está avalado.
De forma positiva tenemos aquella animosa exhortación de San Bernardo (In laudibus Virginis Matris) que termina así:
“... si la sigues, no te perderás en el camino, si la llamas, no caerás en la desesperación... mira a la estrella, llama a María!”
...RESPICE STELLAM, VOCA MARIAM!..
¡Mi más sincera enhorabuena por su blog Don Alfonso!
ResponderEliminarLo llevo siguiendo desde que empezó,pero esta es la primera vez que le escribo.
Se me ha ocurrido que quizá usted podría hablar algún día de la serie "Teresa de Jesús",con Concha Velasco como protagonista. Creo que es una maravillosa serie española que retrata de una forma magnífica la genial figura de Teresa.
¡Un saludo y que siga así de bien!
Alfonso,
ResponderEliminarEnhorabuena por tu libro "Jesucristo en el cine". Estás en plena forma, como en aquellos buenos tiempos que compartimos en las inolvidables clases de nuestro entrañable José Miguel Cejas.
Ramon B.
Lo he leído varias veces, Alfonso, y reconozco que me ha impresionado. Como dice uno de los comentaristas anónimos, lo de los Angeles y Arcángeles, tiene otra dimensión con respecto a Dios. Fueron creados por Él muy superiores, y el demonio de nuestra historia se reveló contra Dios, quiso ser más que Él, SU CREADOR.
ResponderEliminarEl Arcángel San Miguel, dice otro comentarista (algo que yo comparto)lo venció pero no lo insultó. En el plan de Dios, para salvar a la humanidad caída en la tentación del diablo (“seréis como dioses”), se necesitó algo mayor. Y EN SU INFINITO AMOR, ENVIÒ A SU HIJO, A TRAVES DE MARIA (“una mujer aplastará tu cabeza”). NUESTRA MADRE, LA MADRE DE LA IGLESIA, LA MADRE DE LA HUMANIDAD. LA CREÓ PERFECTA, INMACULADA, LLENA DE HUMILDAD. LLENA DE TODAS LAS VIRTUDES QUE SU HIJO JESUCRISTO TRANSMITIÓ COMO SALVACION PARA LA HUMANIDAD.
SI, MARIA ES NUESTRA MADRE, QUE NOS AYUDA Y CONDUCE AL HIJO: JESUCRISTO.
Muy interesante el testimonio, Alfonso.Hay muchos creyentes ,incluso en la Iglesia Católica, que tienen olvidado o desconocido el papel de María en la obra de la salvación.No en vano ha sido nombrada por la Iglesia Medianera universal de todas las gracias.
ResponderEliminarRecomiendo la lectura de dos libros que me ayudaron a comprender este papel de la Virgen:
-El tratado de la verdadera devoción a la Stma Virgen, de San Luis M. Grignion de Monfort.
-Las glorias de María de San Alfonso M. de Ligorio.
Saludos a todos los bloggeros.
No hay mayor amor que el de una madre, y las que lo somos damos fe de ello. ¡¡¡Quá afortunada me siento de tener dos hijos!!!
ResponderEliminarGracias Alfonso por este artículo que nos invita a la reflexión.
Susana Ternero
no quiero entrar en polémicas sobre Maria... la reconozco como la escogida por Dios, para dar a luz a Jesucristo, por algo la eligió,Dios sabe muy bien lo que hace. Pero ¿omnipotente?.. ella era una mujer igual que cualquier otra... sí, escogida entre todas... bendita entre todas..., pero ¿pedirle a ella que ruegue por nosotros?. el único intercesor en Jesucristo! o me equivoco.. ¿Acaso la Biblia no dice esto?, acaso no dice que no se quite ni agregue un tílde?. A Maria se la coloca como una divinidad y no lo es, gozará seguramente y de un lugar privilegiado eternamente en el Paraiso... y resucitará junto con todos los demás... ¿me equivoco?.
ResponderEliminarPor escuchar, dijo alguien a un endemoniado decir eso, NO NOMBREN ESE NOMBRE QUE ME HACE ESTREMECER.... mmm
Hoy día hay supuestas iglesias, porque a mi me parecen fraudes, que filman sesiones del "pastor" conversarndo con los demonios que esta en la gente... y ellos declaran absurdos... y lo más gracioso es que la gente cree cualquier cosa..
Hola, Anónimo:
ResponderEliminarEn efecto, Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres, pero la Virgen fue el instrumento querido por Dios Padre para hacernos llegar a Jesucristo. Por eso, de alguna manera, Ella es el punto de unión entre Dios Padre y Dios Hijo.
Piensa que Ella es Madre de Dios, Reina de Cielos y Tierra, Reina incluso de los Angeles (de seres que son infinitamente más perfectos que los hombres). Por eso puede tanto: porque su Hijo nunca negará nada que le pida su Madre. La Iglesia le llama, con razón, “Omnipotencia suplicante”: no porque su poder sea como el de Dios, sino porque Dios no dejará de escuchar sus plegarias a favor de los hombres.
Gracias a Ella, que es Madre de Dios y Madre nuestra (Jesús nos la dio por Madre en la Cruz) somos hermanos de Jesucristo y entramos a formar parte de “la familia” de Dios. Ella, que es Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo, ha hecho que los hombres tengamos tan gran intimidad con nuestro Creador y Redentor.