Director: Wim Wenders. Guion: Bjørn Olaf Johannessen. Intérpretes: James Franco, Rachel McAdams, Charlotte Gainsbourg, Marie-Josée Croze, Julia Sarah Stone, Patrick Bauchau, Robert Naylor, Lilah Fitzgerald, Jack Fulton.- 118 min. Jóvenes-Adultos.
Un día de nieve, un joven escritor atropella a un niño. Muchos años después, el fantasma de aquel accidente persigue al autor encerrado en un bloqueo existencial y artístico que le impide no solamente publicar sino relacionarse con quienes, hasta ese momento, formaban parte de su vida.
Se esperaba mucho de la vuelta del veterano cineasta alemán Win Wenders, que llevaba siete años dedicado a rodar documentales (casi todos ellos magníficos). Sin embargo, Todo saldrá bien es una borrón en la valiosa filmografía de Wenders. Después de un prometedor arranque (esos paisajes nevados y ese accidente contado en dos tiempos: espeluznante la elipsis del segundo tiempo), la narración empieza a girar sobre sí misma o, lo que es peor, sobre James Franco. Es cierto que, parte del problema de Todo saldrá bien es pretender que un actor tan limitado pueda sostener un drama fundamentalmente psicológico. Pero la culpa no es solo de Franco. Su personaje es errático, pero también lo es el interpretado por Charlotte Gainsbourg (y aquí no hay un problema de falta de talento). Y es errático el guion, que fluye (aunque aquí fluir es un verbo demasiado generoso) entre silencios, miradas supuestamente reveladoras, sucesos caprichosos e inverosímiles y líneas de diálogo que pretenden ser trascendentes y se quedan en frases impostadas y artificiales, cuando no ridículas. Los maestros también patinan. Y esta película es solo un ejemplo de esta evidencia. (Ana Sánchez de la Nieta)
Se esperaba mucho de la vuelta del veterano cineasta alemán Win Wenders, que llevaba siete años dedicado a rodar documentales (casi todos ellos magníficos). Sin embargo, Todo saldrá bien es una borrón en la valiosa filmografía de Wenders. Después de un prometedor arranque (esos paisajes nevados y ese accidente contado en dos tiempos: espeluznante la elipsis del segundo tiempo), la narración empieza a girar sobre sí misma o, lo que es peor, sobre James Franco. Es cierto que, parte del problema de Todo saldrá bien es pretender que un actor tan limitado pueda sostener un drama fundamentalmente psicológico. Pero la culpa no es solo de Franco. Su personaje es errático, pero también lo es el interpretado por Charlotte Gainsbourg (y aquí no hay un problema de falta de talento). Y es errático el guion, que fluye (aunque aquí fluir es un verbo demasiado generoso) entre silencios, miradas supuestamente reveladoras, sucesos caprichosos e inverosímiles y líneas de diálogo que pretenden ser trascendentes y se quedan en frases impostadas y artificiales, cuando no ridículas. Los maestros también patinan. Y esta película es solo un ejemplo de esta evidencia. (Ana Sánchez de la Nieta)
Ghadi
Director: Amin Dora. Guion: Georges Khabbaz. Intérpretes: Georges Khabbaz, Lara Rain, Emmanuel Khairallah, Camille Salameh, Rodrigue Sleiman, Samir Youssef, Caroline Labaki, Tarek Bacha.- 100 min. Jóvenes.
Leba es un profesor de música que lleva toda su vida en Mshakkal, popular barrio cristiano de la ciudad costera de Batroun, en Líbano. Allí se educó, allí se casó con Lara —una bella profesora de literatura francesa— y allí viven ambos felizmente con sus dos hijas. Cuando nace su primer hijo varón, Ghadi, que padece síndrome de Down, lo acogen como un regalo del cielo. Pero los vecinos no opinan lo mismo, pues Ghadi se pasa el día cantando y berreando. Cuando la situación parece insostenible, a Leba se le ocurre una solución… angelical.
Con esta fábula moral, el libanés Amin Dora debuta brillantemente, articulando una ágil y emotiva tragicomedia, cuyos personajes derrochan humanidad, y en la que su luminosa celebración de toda vida humana –de nítida inspiración cristiana– se completa con una lúcida crítica al individualismo materialista e insolidario. Dora dice lo que piensa sin complejos ni subrayados moralizantes, encarnando sus ideas en los personajes con veracidad, respeto y un sentido del humor muy oxigenante. Una gratísima sorpresa, en definitiva, culta y popular a la vez, rotunda en su defensa de la dignidad de cualquier ser humano. (Jerónimo José Martín).
Con esta fábula moral, el libanés Amin Dora debuta brillantemente, articulando una ágil y emotiva tragicomedia, cuyos personajes derrochan humanidad, y en la que su luminosa celebración de toda vida humana –de nítida inspiración cristiana– se completa con una lúcida crítica al individualismo materialista e insolidario. Dora dice lo que piensa sin complejos ni subrayados moralizantes, encarnando sus ideas en los personajes con veracidad, respeto y un sentido del humor muy oxigenante. Una gratísima sorpresa, en definitiva, culta y popular a la vez, rotunda en su defensa de la dignidad de cualquier ser humano. (Jerónimo José Martín).
Unos días para recordar
Director: Jean Becker. Guion: Jean Becker, Jean-Loup Dabadie. Intérpretes: Gérard Lanvin, Fred Testot, Jean-Pierre Darroussin, Swann Arlaud, Daniel Guichard, Anne-Sophie Lapix, Claudia Tagbo, Philippe Rebbot, Mona Jabeur.- 81 min. Jóvenes. (D)
París: un hombre cae al Sena, un joven se lanza a salvarlo. Más tarde, en el hospital, obligado a guardar cama, descubrimos a Pierre, un sesentón, solitario y cascarrabias cuyo único deseo es marcharse –no le dejan– y que le dejen en paz, ya que todo el hospital parece conspirar por entrar en su habitación. Obligado a permanecer inmóvil varias semanas, Pierre va a aprender a conocerse y a tratar a los demás.
Jean Becker es autor de Conversaciones con mi jardinero y otras cintas sobre personas normales, próximas al espectador, que quieren ser felices y descubren que para ello deben preocuparse de los demás. En Unos días para recordar Becker vuelve a conseguir esa mirada humana, que llega al corazón de los personajes y es capaz de pasar por alto sus evidentes defectos, y cobrarles afecto. Pierre descubre que no debe juzgar, sino aceptar a la gente como es, y dar. (Fernando Gil-Delgado).
Jean Becker es autor de Conversaciones con mi jardinero y otras cintas sobre personas normales, próximas al espectador, que quieren ser felices y descubren que para ello deben preocuparse de los demás. En Unos días para recordar Becker vuelve a conseguir esa mirada humana, que llega al corazón de los personajes y es capaz de pasar por alto sus evidentes defectos, y cobrarles afecto. Pierre descubre que no debe juzgar, sino aceptar a la gente como es, y dar. (Fernando Gil-Delgado).
(Reseñas tomadas de la web Aceprensa)
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