Continúo la publicación de fragmentos (capítulos) del documental “La familia en el cine”, que edité hace tiempo. El documental está basado en la película “Kramer contra Kramer”, de Robert Benton, y analiza las causas y las consecuencias de toda ruptura.
A estas situaciones no se llega de repente, sino por el descuido de los pequeños detalles. Afortunadamente, hay muchos que saben rectificar a tiempo. Tomo una anécdota del libro “Y fueron felices…”, de Susana Moreu (Madrid, Ediciones Internacionales Universitarias, 2009) para ilustrar lo que digo:
Manolo trabaja en casa cuando se acerca su hijo pequeño y le dice:
- “Papá, ¿de qué color tiene mamá los ojos?”.
- “Pues… entre marrones o verdes… o tirando a gris… ¿Y a qué viene esto?”.
- “Es que tengo que hacer una redacción para el cole”.
- “Mejor se lo preguntamos a tu hermana… ¡Carmen, ¿de qué color tiene mamá los ojos?!”.
- “Pues no sé –titubea Carmen-, ¿marrón claro?”.
En ese momento entra Laura por la puerta, cargada de bolsas, chorreando, porque llovía a mares. Todos fijan su mirada en ella para descubrir unos ojos verdes aceituna maravillosos. A partir de ese día, Manolo se prometió a sí mismo no volver a acostumbrarse a la hermosura de su preciosa Laura.
Volviendo al documental, en el fragmento que ofrezco a continuación se tocan estos tres puntos:
- Estallido de la crisis: ruptura imprevista para un marido “alejado” del hogar
- La madre ausente: el papel de la mujer en la familia
- El desorden en la familia conlleva desorden en el trabajo y en la vida personal
Me parece muy interesante el documental y el tema. Realmente parece que hay una "epidemia" de divorcios, con muchos casos concretos en mi familia y amigos...
ResponderEliminarSin embargo muchos hombres más jóvenes ya se han criado con mayor soltura en la casa (no son un desastre por ser hombres sino que saben limpiar, cocinar y organizar la casa como las mujeres), probablemente porque la falta de su madre en el hogar les hizo asumir esas tareas en la adolescencia... Esa división de roles se ha disuelto en algunos casos (aunque de momento sigan siendo minoritarios), pero no por ello la situación mejora...
En los divorcios, sea hombre o mujer el que abandone el hogar acarrea siempre caos, tristeza...
Tienes razón. Parece que hay una epidemia de divorcios. Y en casos de epidemia, lo primero es eviatr el contagio: valorar cada día más el amor que uno tiene, no acostumbrarse al otro (como en la anécdota de "Y fueron felices...": ¡esos preciosos ojos verde aceituna!) y enamorar al cónyuge cada jornada.
ResponderEliminarBien vivido, el amor matrimonial es una maravilla, y no hay nada (prestigio, fortuna, éxito profesional) que pueda compararse con esa riqueza.
Estimado Alfonso;
ResponderEliminarYa sabes cual es mi postura en este tema, sobre infidelidades y demás desviaciones del AMOR marital con mayúsculas. Me han venido a la mente películas como "Historia de lo nuestro", "Dos en la carretera" o "Te querré siempre" de Rossellini, por analizar con detalle todas ellas la trayectoria de una pareja en crisis.
Creo que la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa ha propiciado un progresivo abandono y/o delegación de las funciones tradicionales del matriarcado garante de la estabilidad familiar. Soy mujer, y por desgracia para mi propio sexo así lo pienso. Lo de llegar a viejos juntos es ya casi una utopía, hoy no se aguanta nada ni nadie, todos vamos a lo nuestro, a nuestra propia satisfacción y el "hogar alegre y luminoso" que una vez me imaginé leyendo (como aficionada) a Escrivá se me ha tornado un imposible. Saludos cordiales, Inma.
Hola, Inma:
ResponderEliminarDe las películas que citas, "Historias de lo nuestro" es quizás la que mejor puede esclarercer el valor inigualable de la comunicación en la pareja. A esa añadiría la reciente "Prueba de fuego", todo un canto a la comprensión y al sacrificio personal para volver a descubrir el matriminio. Para volver a amar y para volver a perdonar. De una vez para siempre.
En efecto, la incorporación de la mujer al trabajo ha dejado en muchos países el hogar desarbolado, sin nadie que se ocupe de él: tanto solo una chica externa que trabaja por horas. Y esto por varios motivos: porque ellas han salido pero los hombres aún no han entrado (Dicen que sí, porque ponen el lavaplatos, pero no es verdad); porque las autoridades siguen sin reconocer el valor para la sociedad de un hogar sólido y estable (Dicen que sí, que la conciliación es importante, pero no hacen nada para que sea posible esa realidad en la mujer: el tele-trabajo (hoy, con Internet, es perfectamente posible), la reducción de horarios sin arrinconamiento profesional, la valoración social de una riqueza y una tarea importantísima: la maternidad, la más importante de toda mujer, aquella en la que es totalmente insustituible.
El hogar "luminoso y alegre" és posible. Yo lo he visto hecho realidad en muchas familias. Pero no es fácil, ni sencillo. Sería deseable que la soceidad valorase más esa riqueza, que las mujeres la redescubrieran (no se acomplejasen de ella) y, sobre todo, que los maridos la valorasen como debieran y supieran que su hogar, su mujer, su familia es siempre "el negocio más importante", aquel al que más deben dedicarse.
Muy buena la anécdota de Y fueron Felices. Enhorabuena.
ResponderEliminarPongo esta referencia aquí porque me parece que tiene algo que ver lo que trato.
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/notes/juan-angel-brage/ayudamos-a-ayudar/224047579016
Hola Juan Angel:
ResponderEliminarEn efecto, el lema de Co-Social viene muy al caso. La solidaridad es la misma caridad llevada al plano social. Por eso el cristianismo ha desarrollado desde elprincipio la más amplia y generosa labor asistencial: con los enfermos, los pobres, los necesitados. El amor a Dios y al prójimo (aquellos dos mandamientos que encierran toda la moral cristiana) son el único fundamento firme para asumir un compromiso radical con los demás.
Enhorabuena por esa loable iniciativa.