En las representaciones teatrales de la Navidad (en los pueblos, en los colegios) y en las películas sobre Jesús que incluyen su infancia, hay una escena que no falta nunca: un mesonero que cierra sus puertas a José y a María para representar que “no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2, 7).
En este día que despedimos el año se nos presenta una ocasión espléndida para reflexionar sobre el sentido de esa escena. No dimos cobijo en nuestra posada (en nuestra vida, en nuestra cultura) a quien era dueño no solo del mesón que le cerró las puertas, sino del mundo entero y aun del universo en su conjunto: es el Rey de las artes (también del cine: Séptimo Arte), de las leyes, de las organizaciones sociales. Y con frecuencia, no le hacemos sitio.
Habitualmente, las obras teatrales y las películas suelen incluir un gesto negativo del posadero (personaje no mencionado en los Evangelios) y una indicación –normalmente, con el brazo en alto- del pesebre cercano donde pueden recogerse. A esta representación habitual de la escena sólo han escapado, que yo recuerde, dos películas, y ambas suponen un delicado contrapunto –lleno de profundo simbolismo- a ese abierto rechazo de los hombres hacia Dios.
La primera cinta es La Vida y pasión de Jesucristo (1907), dirigida por Ferdinand Zecca. En ella, tras la consabida negativa del posadero, José y María se quedan perplejos en plena calle. Les vemos de pie, sin borrico: otra novedad en la iconografía de esta escena. Y, de repente, pasa una niña que les mira con dulzura y les indica con su bracito el lugar donde pueden guarecerse (Ver fotograma de arriba). Es una bella metáfora: sólo los niños –las almas sencillas e inocentes- fueron capaces de acoger a Dios. Un mensaje que después repetiría el propio Jesús: “Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”.
En este día que despedimos el año se nos presenta una ocasión espléndida para reflexionar sobre el sentido de esa escena. No dimos cobijo en nuestra posada (en nuestra vida, en nuestra cultura) a quien era dueño no solo del mesón que le cerró las puertas, sino del mundo entero y aun del universo en su conjunto: es el Rey de las artes (también del cine: Séptimo Arte), de las leyes, de las organizaciones sociales. Y con frecuencia, no le hacemos sitio.
Habitualmente, las obras teatrales y las películas suelen incluir un gesto negativo del posadero (personaje no mencionado en los Evangelios) y una indicación –normalmente, con el brazo en alto- del pesebre cercano donde pueden recogerse. A esta representación habitual de la escena sólo han escapado, que yo recuerde, dos películas, y ambas suponen un delicado contrapunto –lleno de profundo simbolismo- a ese abierto rechazo de los hombres hacia Dios.
La primera cinta es La Vida y pasión de Jesucristo (1907), dirigida por Ferdinand Zecca. En ella, tras la consabida negativa del posadero, José y María se quedan perplejos en plena calle. Les vemos de pie, sin borrico: otra novedad en la iconografía de esta escena. Y, de repente, pasa una niña que les mira con dulzura y les indica con su bracito el lugar donde pueden guarecerse (Ver fotograma de arriba). Es una bella metáfora: sólo los niños –las almas sencillas e inocentes- fueron capaces de acoger a Dios. Un mensaje que después repetiría el propio Jesús: “Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”.
La segunda película es Jesús de Nazaret (1977), de Franco Zeffirelli. Aquí la respuesta del dueño de la posada es aún más fuerte que en otros filmes, pues le oímos en un quejoso tono de ira: “Ya tengo demasiados huéspedes, ¿no lo ves?”. Y dirigiéndose a la servidumbre, añade: “¡Vamos, cerrad la puerta! ¡¿Cuántas veces tengo que decir que esa puerta tiene que estar cerrada?!”. Cuando la puerta se cierra ante José –no sólo físicamente-, por las rendijas de la mirilla descubrimos unos ojos que miran comprensivos. Son los ojos de Abigail, una criada mayor, de aspecto gitano, que ha visto toda la escena. Poco después se acercará a la Sagrada Familia (es el momento que recoge el fotograma) y les dice en confidencia: “Es inútil seguir buscando en Belén: todo está lleno… Venid, yo os ayudaré… Si salís por esa puerta, encontraréis un establo, una cueva. No es gran cosa, pero estaréis calientes y secos. Y habrá mucha paja fresca”.
Paradójicamente, alguien que no es de Belén (una extranjera, una persona “extraña” a ese mundo) es la única que acoge a José y a María. Y aún les dice, después de acompañarles a la entrada de la gruta: “Si puedo, luego iré a ayudaros”. En efecto, le vemos acudir más tarde, cuando el Niño ha nacido. Y dice a José lo que tiene que hacer, mientras ella se queda cuidando a la Virgen.
Ciertamente, hace falta un ánimo abierto y generoso para dar cobijo a Dios en nuestra posada. Las almas sencillas –como esa niña- y los desheredados de este mundo –como esa inmigrante- serán los primeros en acoger a Jesús. Poco después lo harán los pastores: otras almas sencillas y desheredadas…
Paradójicamente, alguien que no es de Belén (una extranjera, una persona “extraña” a ese mundo) es la única que acoge a José y a María. Y aún les dice, después de acompañarles a la entrada de la gruta: “Si puedo, luego iré a ayudaros”. En efecto, le vemos acudir más tarde, cuando el Niño ha nacido. Y dice a José lo que tiene que hacer, mientras ella se queda cuidando a la Virgen.
Ciertamente, hace falta un ánimo abierto y generoso para dar cobijo a Dios en nuestra posada. Las almas sencillas –como esa niña- y los desheredados de este mundo –como esa inmigrante- serán los primeros en acoger a Jesús. Poco después lo harán los pastores: otras almas sencillas y desheredadas…
Alfonso, es muy sugerente lo que publicas. Una gran idea de 2009 que tiene que durar muchos años. Felicidades!
ResponderEliminarAsí nos ocurre en tantos momentos y no nos damos cuenta.. y nos comportamos como el posadero.. Así que reflexionar en esta Navidad que ocupa las calles de la ciudad en compras y comidas frugales.. deberiamos de saber decir: que puedo comprar sino que debo de dar a Jesús hoy? e igualmente que para las celebraciones siempre hay un hueco para el postre.. que ese postre sea Jesús. Bueno es cambiar los conceptos que nos hagan recordar algo más estos dias quién realmente nos acompaña y merece la pena.. Adolfo L.A.
ResponderEliminarEn Navidad Jesús nos abre especialmente su corazón. Lo importante es que nosotros estemos también abiertos a su luz. Feliz 2010 y enhorabuena por el blog..
ResponderEliminarGracias, Vicens, Adolfo y Anónimo:
ResponderEliminarQuisiera que este blog despertase no sólo el gusto por el Séptimo Arte, sino también su conciliación con el mensaje de Jesús. Hoy, que el cine parece tan alejado de Belén, deseo más que nunca colaborar a que en esta página muchos descubran el camino que señala la estrella.
Que en 2010 las películas nos acerquen un poquito más a la figura y la palabra de Jesucristo.
Pues lo vas a conseguir, Alfonso! Es tu sueño y te empeñas en ello, así que... avanti!!
ResponderEliminar"Las utopías de hoy son las realidades del mañana", ¿recuerdas?
Que el próximo año sea un 10 en tu empreño!!
Nuria Chinchilla
Estimado Alfonso: Sugerente, tierno y oportuno este post. A ver si todos nos despertamos de tanta modorra. Gracias por darnos nuevas luces y Feliz Año Nuevo!!! ¡Ah!, espero que los Reyes Magos lleven una buena carga de tu nuevo libro, pues es imprescindible.
ResponderEliminarUn abrazo, Emili Avilés
Vamos a intentar hacer en el 2010 una película con nuestras vidas en la que no exista la figura del mesonero y tengamos muchos papeles con niños, desheredados del mundo, gente sencilla, casas donde haya calor para que Jesús se acobije. Creo que podríamos aspirar al "oscar". ¡¡¡ACCION!!!
ResponderEliminarHola, Nuria, Emilio y Carmen:
ResponderEliminarMe alegra ver que compartís conmigo esta misma ilusión. Me alegra saber que sois muchos los que queréis que la luz de Belén ilumine a todos, y no sólo a unos pocos. Me alegra comprobar que tengo tantos amigos que son mejores que yo.
Gracias por el 2009. Y que 2010 sea, para todos, un año auténticamente "de película".
Si, a ver si le acabamos de abrir nuestras puertas de par en par... Y ahora me viene a la cabeza todos esos millones de personas que tienen su puerta cerrada a Jesus por ignorancia, sin saber que estan cerrando las puertas a Dios mismo, al verdadero Dios. Cuanto hay que hacer!!
ResponderEliminarGracias por tu granito de arena!!
Hola, Indiana Jones:
ResponderEliminarBienvenido al blog. Con lo que dices, estoy descubriendo que la metáfora implícita en esta escena (abrir la puertas a alguien, darle cobijo y parte en nuestra vida) es mucho más rica de lo que pensaba. No es extraño que esté presente en tantas representaciones de todo el mundo.
Y, ya que mencionas otra imagen importante (la del granito de arena), te diré que yo pongo un pedrisco. Sois vosotros los que, a vuestro paso por el blog, vais dejando los granitos que forman la montaña. Más que nunca, este blog es obra vuestra. Y estoy encantado de que así sea.
Ojalá todos sintamos, en este nuevo 2010, lo que dices al final de tu comentario: "¡Cuánto hay que hacer!!"
Hola Alfonso, como siempre das en la diana y nos haces pensar y reflexionar sobre muchos aspectos de la vida. Sin duda es dificil llevar los Evangelios a nuestra realidad. ¡¡Somos tan fragiles!!!
ResponderEliminarPor eso es estupendo que nos paremos un ratico...
Enhorabuena por el "avance" tan espectacular de este Blog. Te deseo un Año Nuevo "de Cine".
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Isabel y Agustín:
ResponderEliminarDa gusto sentir el apoyo de los amigos, ver que coincides en lo más importante y saber que cuentas con su ayuda cuando la necesitas.
Cada día me siento más compormetido por el blog. ¡Si no fuera por vosotros...!
Feliz año, y que 2010 sea -entre otros- el gran año de la Comunicación. Venceremos esa batalla.