Tras los primeros intentos de Bone Press y de los hermanos Lumiere (ver post del 1.X.09), al doblar el siglo el interés por contar la vida de Jesús se acrecienta.
En 1900, otro de los maestros del cine mudo, George Mèlies, produce un filme titulado Le Christ marchant sur flots (Cristo andando sobre las aguas) en el que demuestra su especial habilidad para los trucos fotográficos. Además del milagro que da título a la cinta, vemos la impresionante tormenta que sacude el cielo durante la pasión (ver fotograma de la izquierda) así como la súbita aparición de Cristo resucitado en el Cenáculo, donde están reunidos los apóstoles (gracias a un truco muy sencillo: la sobreimpresión).
En 1900, otro de los maestros del cine mudo, George Mèlies, produce un filme titulado Le Christ marchant sur flots (Cristo andando sobre las aguas) en el que demuestra su especial habilidad para los trucos fotográficos. Además del milagro que da título a la cinta, vemos la impresionante tormenta que sacude el cielo durante la pasión (ver fotograma de la izquierda) así como la súbita aparición de Cristo resucitado en el Cenáculo, donde están reunidos los apóstoles (gracias a un truco muy sencillo: la sobreimpresión).
En esa película, las escenas de la Pasión cobran un especial protagonismo; y en todas se aprecia un deseo de imitar las composiciones clásicas de Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci y los grandes pintores del Renacimiento italiano. A la derecha puede verse la composición de la Última Cena, claramente inspirada en el pintor italiano.
En 1903, y en la misma línea de lo que intentara Henry Vincent, un productor americano decidió filmar la representación de la pasión y muerte de Cristo que todos los años, desde 1816, tiene lugar en Horitz (Bohemia), durante la Cuaresma. Con cerca de 300 figurantes, un mes de ensayos y casi cuatro horas de duración, era ya entonces una escenificación muy conocida. El filme resultante, Life and Passion of Christ, se beneficia de sus enormes recursos de producción y muestra en pantalla a decenas de actores que gritan, vuelven el rostro o agitan los brazos al paso de Jesús. Pero la ausencia de primeros planos nos recuerda con demasiada frecuencia que estamos asistiendo a una representación teatral. Por otro lado, al contar la historia de forma sincopada —en apenas diez minutos— deja poco margen para que el espectador se meta de lleno en el drama del Calvario.
Finalmente, en 1906 Alice Guy produce en Francia otra cinta, La vie du Christ, cuya fotografía se inspira claramente en las acuarelas que Tissov dibujó en un viaje a Palestina. Como en todas las cintas de esta época, el recorrido del Vía Crucis se convierte en una secuencia clave de todo el argumento.
La siguiente gran película sobre Jesús será Vie et passion du Christ (1907), de F. Zecca y L. Nonguet, del que hablé someramente en un post del 22.IX.09. Por su importancia en la historia del cine, le dedicaré un post específico más adelante.
La siguiente gran película sobre Jesús será Vie et passion du Christ (1907), de F. Zecca y L. Nonguet, del que hablé someramente en un post del 22.IX.09. Por su importancia en la historia del cine, le dedicaré un post específico más adelante.
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