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domingo, 2 de septiembre de 2012

Warner Bros. producirá una película sobre Poncio Pilato

Según informa la revista especializada Deadline, la productora Warner Bros ha adquirido los derechos del guión de Vera Blasi (guionista de Woman on Top, interpretada por Penélope Cruz) sobre Poncio Pilato. Ya se está seleccionando el director, y parece que se han reunido recursos económicos suficientes para asegurar el proyecto.

El guión narra la evolución de Lucius Pontius Pilatus: de ser un sensible hijo de un caballero romano a convertirse en un feroz soldado que llega a general y asume responsabilidades políticas bajo el emperador Tiberio. Esperaba ser nombrado gobernador de Egipto, pero le cae en suerte Judea, donde su destino se cruzará con el de Jesús, un Hombre inocente al que entregará a la masa para evitarse problemas.

Como gobernador, aparece como un hombre incapaz de comprender las devociones populares ni el odio de los judíos hacia los ocupantes romanos, algo que le conducirá a decisiones catastróficas. El guión contiene muchos giros inesperados, y combina fondo histórico, intriga política y ficción dramática, con reminiscencias de Braveheart y Gladiator. Según Deadline, Vera Blasi "ha intentado comprender las motivaciones de Caifás". Mike Fleming, que firma la noticia, explica que la guionista, educada en la Fe católica, siempre había sentido curiosidad por Poncio Pilato y eso le llevó a estudiar su figura durante diez años.

En el guión, el 80% del relato son hechos históricos y el resto licencias dramáticas: "Los hechos los he tomado de los libros de historia romanos y judíos y de los cuatro Evangelios, y luego he tenido que especular para entender el carácter de Pilatos y su dilema. Si lo miras desde la perspectiva de un gobernador romano, el personaje permite una investigación sobre la política en Judea bajo la ocupación romana", confiesa Blasi.

Actualmente también está en marcha la producción de una película sobre Noé, que contará con las interpretaciones estelares de Russell Crowe y Anthony Hopkins. (Religión en Libertad)

domingo, 24 de abril de 2011

El guión de "La Pasión de Cristo" (y 5): La personal visión de Mel Gibson

Para la recreación de los relatos evangélicos, Gibson optó por una narración decididamente realista. No quería dulcificar ni un ápice el duro relato de la Pasión, y su guión definitivo abundó en escenas crudas, como la flagelación, la coronación de espinas, los malos tratos de la soldadesca, la creciente asfixia colgado en el madero, la muerte agónica sobre la cruz.

En esa visión personal, que empapa todo el guión, Gibson acertó plenamente al recapitular toda la existencia de Cristo en las doce últimas horas de su vida. Así, a través de algunos flash-backs muy oportunos, asistimos a escenas clave de su infancia y de su vida pública que nos hacen vivir el relato de la pasión desde el punto de vista del Señor. Vivimos esas horas desde sus ojos, desde sus recuerdos, desde su corazón. Son escenas que, lejos de interrumpir la historia, nos descubren el valor emotivo de un pasaje, o realzan su sentido teológico.

Así, Jesús ve a un herrero que golpea las argollas de su inminente tortura y recuerda sus golpes en la madera al tallar una mesa en el taller de Nazaret: una y otra escena difieren en luminosidad (luz y alegría en Nazaret, oscuridad y tristeza en el palacio de Caifás), pero tienen para Él una misma significación: con su trabajo y con su pasión redimió igualmente a todos los hombres.

En otro momento, Jesús cae camino del Calvario bajo el peso de la cruz, y la Virgen se apresura a socorrerle; y el flash-back nos traslada a una escena de su infancia, cuando Jesús niño tropieza y cae, y María se apresura a consolarle: “Aquí estoy, a tu lado”, dice en ambas escenas. La transposición de planos temporales establece así un marco muy emotivo, que invita al espectador a la reflexión y a la contemplación.

En continuidad con esos flash-backs, están los frecuentes paralelismos narrativos. Uno de los más importantes acontece después de la triple negación de Pedro: los ojos de Simón se cruzan con los del Maestro y la siguiente escena trae a su memoria el momento dramático en que asegura ir con Él hasta la muerte y Cristo le dice que le negará tres veces.

Otros paralelismos son más explícitos, como el lavatorio de las manos de Pilatos al entregar a Jesús, en contraste con el lavatorio de las manos de Jesús al comienzo de la Pascua: ambos como preámbulo y preparación del sacrificio, el Calvario y la Santa Misa. Y, finalmente, otros paralelismos esconden una profunda significación teológica, como la elevación de la cruz por los soldados y la correlativa elevación del pan en la Última Cena; o la elevación del Cáliz en el Cenáculo, mientras la cruz del Gólgota empieza a chorrear la Sangre de Jesús.

A Mel Gibson la gustan los símbolos. Por eso recurre a ellos en buena parte del metraje con probada eficacia. Uno de los más celebrados acontece al comienzo de la cinta, durante la oración en Getsemaní: Gibson adelanta visualmente la victoria de Cristo en el sufrimiento de la Cruz con el gesto de Jesús al aplastar la cabeza de un áspid. Es una escena decisiva, que impacta poderosamente en el espectador y hace resonar en su memoria aquel pasaje del Génesis, en el diálogo de Dios Padre con la serpiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; tú le acecharás el talón y ella te aplastará la cabeza”.

Otro símbolo muy acertado es el momento en que María, acompañada de Juan y la Magdalena, entra en la plaza del templo y se arroja sobre el suelo, intuyendo el lugar donde se encuentra encerrado su Hijo. La cámara desciende por debajo del terrazo y muestra a Jesús, encadenado en el sótano, mientras dirige sus ojos hacia arriba, donde está la Virgen: la perfecta sintonía entre Madre e Hijo, que fue particularmente intensa durante la Pasión, es transmitida a los espectadores con toda la fuerza y la emoción de ese conmovedor simbolismo.

Más delicado es el símbolo que vemos en la escena del proceso ante Pilatos, cuando una paloma remonta el vuelo ante Cristo doliente, único testigo de tan armonioso vuelo. Con ello —Gibson lo señaló en una entrevista—, el director quiso significar la cercanía del Espíritu Santo a Jesús durante toda la agonía de su Pasión.

sábado, 23 de abril de 2011

El guión de "La Pasión de Cristo" (4): Aportaciones de Ana Catalina Emmerich

A todo este material que procede de los Evangelios o de la tradición, los dos guionistas sumaron también las visiones de Ana Catalina Emmerich, que quedaron recogidas en muchas secuencias de la película. Entre ellas, cabe destacar las siguientes:

- Durante la oración en el huerto de Getsemaní, el diablo aparece junto a Jesús y trata de tentarle para que desista. Según Emmerich, “Satanás gritaba a su santa humanidad diciéndole: ‘¡Cómo! ¿Vas a tomar también este castigo sobre ti? ¿De verdad quieres satisfacer por todo esto?’”.

- Cuando el Señor despierta a los tres apóstoles dormidos y se va de nuevo a orar, los apóstoles dialogan entre ellos: “¿Qué tiene?, ¿qué le ha sucedido?... Está en un completo abandono”. Y, tras la segunda visita, comentan: “¿Qué haremos nosotros cuando le hayan hecho morir? Lo hemos dejado todo por seguirle...”.

- Tras el prendimiento, los alguaciles atan al Señor con cuerdas y cadenas y lo arrastran camino de Jerusalén, mientras lo maltratan y le dan latigazos. Como consecuencia, Jesús cae por dos veces al suelo. Al llegar al puente que cruza el torrente Cedrón, lo arrojan desde lo alto, y el Señor queda suspendido de las cuerdas.

- Después de las negaciones, Pedro sale fuera de la casa de Caifás y se encuentra con la Virgen. Cuenta Emmerich: “María le dijo: ‘Simón, ¿qué ha sido de Jesús, mi Hijo?’ (...) Pedro exclamó, llorando: ‘¡Oh, Madre, no me hables! Lo han condenado a muerte y yo le he negado tres veces’. Pedro, como fuera de sí, huyó del patio y se fue a la gruta del monte de los Olivos”.

- A Judas se le aparece Satanás “bajo una forma horrible” (en la película, bajo la forma de unos niños deformes), y le incita a la desesperación. Finalmente, le lleva “a un lugar pantanoso, lleno de escombros y de inmundicias” (en la película, un lugar de inmundicia con el cadáver de un burro en descomposición).

- La mujer de Poncio Pilato, Claudia Prócula, da unas piezas de tela a la Madre de Jesús. Un poco más tarde, señala Emmerich, “habiéndose apartado el pueblo, María y Magdalena se acercaron al sitio en donde Jesús había sido azotado, y limpiaron por todas partes la sagrada sangre de Jesús con el lienzo que Claudia Prócula les había dado”.

- Tras el encuentro de Jesús con su Madre, “uno de los soldados preguntó: ‘¿Quién es esta mujer que se lamenta?’. Y el otro respondió: ‘Es la madre del galileo’”.

- Mientras el Señor, en su costosa subida, llega a caer hasta siete veces, “los fariseos, a caballo, siguieron caminos más cómodos situados al lado occidental del Calvario”.

- Como la mano izquierda no llega hasta el agujero del travesaño, apunta Emmerich, ataron una cuerda a su brazo izquierdo y tiraron de él con toda su fuerza, hasta que lo dislocaron.

- Al morir el Señor, no solo tiembla la tierra y se rasga el velo del Templo, sino que sucede un horrible terremoto y se derrumban algunas paredes del Templo. Los sacerdotes salen despavoridos.

- El centurión romano Casio (después bautizado como Longinos) clava su lanza en el costado del Señor. “Al retirarla —señala Emmerich—, salió de la herida un chorro de sangre y agua que mojó su rostro. Se arrodilló y confesó en voz alta su fe en Jesús”.

Además de los relatos de Emmerich, Gibson y Fitzgerald utilizaron también el libro Mística Ciudad de Dios (conocida igualmente como Divina Historia de la Madre de Dios), de la monja franciscana española Sor María de Ágreda (1602-1665). Redactado dos veces —pues la autora quemó la primera redacción— y publicado póstumamente, el libro desarrolla una amplia biografía de la Virgen, se configura también como un tratado de mística, e incluye asimismo algunas visiones sobre la Madre del Señor y sus experiencias durante la Pasión.

La obra, que fue muy popular en su tiempo, cuenta en la actualidad con más de doscientas cincuenta ediciones en numerosas lenguas. Y en sus páginas —como en gran parte de la tradición mística española— se mezcla lo teológico y lo literario, lo devoto y lo biográfico, la historia bíblica y los arrebatos místicos. De esas visiones de la monja, toma Gibson diversos aspectos, muy especialmente una de las escenas más desgarradoras de toda la cinta: aquella en que, para remachar los clavos recién hincados en el madero, los soldados dan la vuelta a la cruz, con Jesús clavado en ella, y el Señor sufre un violento tirón de sus miembros, mientras queda boca abajo, suspendido milagrosamente en el aire.

viernes, 22 de abril de 2011

El guión de "La Pasión de Cristo" (3): El Evangelio de S. Juan y la Tradición

El Evangelio en el que más se inspira la película es indudablemente el de S. Juan. Este evangelista presenta en sus escritos la pasión y muerte de Cristo como el momento de su máxima glorificación; de ahí que sea el único en recoger que, cuando dice “Yo soy” en la escena del prendimiento, los soldados retroceden impresionados (Jn 18, 5-8); también señala extensamente el diálogo de Jesús ante Pilato en el que se declara Rey (18, 33-37); y, en todo momento, se le ve con actitud de serena majestad y manifiesta su pleno conocimiento de los inminentes sucesos (18, 4).

Pero en su Evangelio, S. Juan nos muestra también que la pasión es el momento en que culmina el odio de sus adversarios: es la hora del poder de las tinieblas (materializado, en el filme de Gibson, en la omnipresente figura del demonio); momento de aparente victoria, que alcanza incluso a sus discípulos, quienes huyen despavoridos, le abandonan o abiertamente le niegan (18, 25-27). También caracteriza a este Evangelio la altura teológica que desprende su narración: Cristo es el nuevo Cordero Pascual, que con su muerte quita el pecado del mundo; y por eso, al traspasarle con la lanza, de su costado brotan sangre y agua, símbolos del Bautismo y de la Eucaristía.

Con todo, la aportación más importante de S. Juan al relato de la pasión es sin duda la referencia a Santa María. Este evangelista es el único que alude a la presencia de la Madre en el Calvario, durante la agonía y muerte de Jesús. Y, apoyados en ese documento, Gibson y Fitgerald empiezan a trenzar un guión que concede una gran importancia a la Virgen, figura absolutamente central de todo el relato y gran apoyo de su Hijo en la tarea de la Redención.

En esa línea, los guionistas incluyen varias escenas que no aparecen en los Evangelios pero que beben de esa perspectiva mariana de S. Juan, como —por ejemplo— el beso de María a los pies crucificados de su Hijo. Entre todas ellas, destaca la crucial escena del diálogo de Jesús con su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, dice señalando al discípulo amado; “Ahí tienes a tu madre, le indica a éste. Y Juan, testigo privilegiado de esos acontecimientos —el único apóstol que estuvo junto a la cruz— relata esa impresionante escena (Jn 19, 26-27) y todas las que acontecen sobre la cumbre del Gólgota.

Junto a estos pasajes de los Evangelios, Gibson decide incluir algunas secuencias de la pasión que proceden de antiguas tradiciones cristianas: las más importantes son el encuentro de Jesús con su Madre y el lienzo de la Verónica. La escena del encuentro con la Virgen acontece justo después de la primera caída del Señor, y adquiere en la película un significado muy especial, muy teológico, con la Virgen totalmente volcada en socorrer a su Hijo, aceptando la Voluntad de Dios, y Jesús diciendo: “¿Ves, Madre, como hago nuevas todas las cosas?. Con ello quería subrayar Gibson el papel corredentor de María y la conciencia de Cristo de estar redimiendo al mundo.

La segunda escena se basa en una antiquísima tradición que refiere que, en el camino de la cruz, una mujer llamada Verónica salió de la turba que seguía los acontecimientos para limpiar el rostro de Cristo con un paño blanco; y el Señor, como señal de agradecimiento, dejó milagrosamente grabadas en el lienzo las facciones de su rostro.

jueves, 21 de abril de 2011

El guión de "La Pasión de Cristo" (2): Gibson y Fitzgerald frente a los Evangelios

Con esta idea en su mente, la primera decisión que toma Mel Gibson es contratar a Benedict Fitzgerald para que le ayude a escribir el guión. Fitzgerald es el guionista de Sangre sabia (1979) y de algunos telefilmes señalados, como Zelda (1993), El corazón de las tinieblas (1994), A sangre fría (1996) o Moby Dick (1998).

El veterano escritor descubre muy pronto que este es un proyecto muy personal de Gibson, sobre el que viene trabajando desde hace mucho tiempo, y que en esta ocasión lo que él tiene que hacer es escuchar, preguntar y escribir.

Gibson y Fitzgerald se sumergen juntos en los cuatro Evangelios, y determinan una estructura centrada en el relato común de sus historias. De este modo, el guión definitivo tendrá tres partes claramente diferenciadas. Una primera parte, que transcurre durante la noche: Oración en Getsemaní, Prendimiento de Jesús, Interrogatorio ante los príncipes de los sacerdotes, Negaciones de Pedro y Desesperación de Judas. Una segunda, centrada en el proceso romano: Juicio ante Pilatos, Jesús llevado ante Herodes, Condena a muerte, Flagelación por los soldados y Coronación de espinas. Y la tercera, centrada en el Vía Crucis: Cristo carga con la Cruz, Simón le ayuda a llevarla, Crucifixión en el madero, Diálogo con Dios Padre y con el buen ladrón, Muerte de Jesús, Conmoción de la naturaleza, y Descendimiento y sepultura.

Con todo, el guión que poco a poco van perfilando incluye también algunos episodios que sólo ha transmitido alguno de los evangelistas. Ciertamente, el relato de la pasión y muerte de Cristo es muy similar en los cuatro Evangelios; y en los sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), sus narraciones coinciden en un 80% - 90%: tienen el mismo esquema, las mismas escenas y hasta casi las mismas palabras. Pero los guionistas toman nota de algún detalle que sólo narra uno de ellos: como el temblor de la tierra y el desgarro del velo del templo al morir Jesús, detalle exclusivo de Mateo; o la huida del joven tras soltar la sábana durante el prendimiento, aspecto que sólo refiere Marcos.

Del tercer Evangelio, el de S. Lucas, tomarán muchos más detalles. Por una parte, algunos datos que revelan el sufrimiento de Cristo en la escena de Getsemaní: como el hecho de que “entró en agonía” durante esa intensa oración (Lc 22, 44). Por otra, algunas actuaciones del Señor —que sólo narra Lucas— y que revelan su especial misericordia hacia los hombres: la curación al criado del sumo sacerdote, herido por la espada de Pedro (22, 51); el consuelo a las mujeres que lloran, a su paso camino del Calvario (23, 27-29); o el diálogo salvador con el buen ladrón (23, 42-43).

miércoles, 20 de abril de 2011

El guión de "La Pasión de Cristo" (1): El origen de la idea

Desde hoy hasta el Domingo de Resurrección voy a publicar un serial (5 artículos) sobre cómo se hizo el guión de "La Pasión de Cristo": desde el origende la idea a la revisión final de Mel Gibson. Espero que os guste, y agradeceré muy sinceramente todos vuestros comentarios.

A mediados de 1991, Gibson experimenta una profunda crisis interior. Así lo explicaba en una entrevista: “Comprendí que necesitaba algo más si quería sobrevivir. Me sentía impulsado a una lectura más íntima de los Evangelios, de la historia en su conjunto. Ahí fue cuando la idea empezó a cuajar dentro de mi cabeza. Empecé a ver el Evangelio con gran realismo, recreándolo en mi propia mente para que tuviera sentido para mí, para que fuera relevante para mí. Eso es lo que yo quería llevar a la pantalla”.

A partir de ese momento, empieza a trabajar en el proyecto de convertir en película las doce últimas horas de la vida del Señor: de rodar, con toda su crudeza y realismo, el relato evangélico de la pasión de Cristo.

Mientras tanto, sus películas empiezan a adoptar un aire más positivo; se llenan de valores cristianos, muy centrados en el amor y la redención: Eternamente joven (1992), El hombre sin rostro (1993), Rescate (1996). Al mismo tiempo, sus interpretaciones adquieren un tono más introvertido y doliente, y sus personajes parecen estar siempre en crisis, como a la búsqueda del sentido de sus vidas: el heroico padre de familia Benjamín Martin, en El patriota (2000); el angustiado general Moore, en Cuando éramos soldados (2002), o el reverendo Graham Hess, en plena crisis de fe, en Señales (2003).

Para ir dando forma a su proyecto sobre la pasión de Cristo, comienza a leer, subrayar y anotar un ejemplar de los Evangelios que tiene en la biblioteca de su casa. Y empieza a descubrir los matices de cada uno de los evangelistas. Al mismo tiempo, lee libros clásicos de espiritualidad que relatan con detalle todas las escenas de la pasión.

Sin embargo, hay un momento en el que Gibson cree descubrir una clara intervención divina. Está buscando en su librería un libro concreto sobre el Señor, y empieza a sacar libros, a moverlos de sitio y a apilar los que están tumbados. En ese preciso instante —cuenta Gibson— cae sobre sus manos un volumen del que no conocía su existencia: se trata de La Amarga Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, de una monja llamada Emmerick. El cineasta australiano se asombra: está seguro de que no lo ha adquirido él, y no sabe cómo ha llegado a su biblioteca. Sobre todo se sorprende de que haya caído en sus manos de forma tan repentina, cuando está buscando, precisamente, una clave para enfocar su peculiar relato sobre la pasión.

Comienza a leerlo y la sorpresa es aún mayor, porque ahí encuentra exactamente lo que andaba buscando. Ana Catalina Emmerick, beatificada por Juan Pablo II en octubre de 2004, fue una monja alemana de muy endeble salud que vivió entre 1774 y 1824 y que recibió diversos carismas. Entre ellos, tuvo el don de profecía, los estigmas de la pasión (las mismas heridas de Cristo) y algunos éxtasis. En uno de esos arrebatos, Emmerick recibió la indicación de transmitir parte de esas visiones —las que se referían a la Pasión de Jesús— a un poeta alemán de aquel tiempo, Clemente Brentano, quien redactó al dictado el libro que ahora Gibson tiene en sus manos. Cuando éste termina de hojearlo, el actor ya no tiene ninguna duda: ese libro, escrito en Alemania hace más de 170 años, va a ser la línea narrativa que vertebre su guión, completando los relatos de la pasión y muerte de Cristo que refieren los cuatro Evangelios.

viernes, 30 de abril de 2010

Disponible en Internet "Rey de Reyes" (1927)

Hoy es prácticamente imposible encontrar una copia en vídeo o DVD de la famosa película de Cecil B. DeMille, "Rey de Reyes" (King of Kings, 1927). Y aún más difícil resulta poderla disfrutar en la televisión, pues ninguna cadena española o europea se “atreve” a proyectar cintas religiosas de la época muda. Ahora podemos contemplar esta maravillosa joya en Internet.

Ésta fue la primera "superproducción" sobre Jesús, que fue subtitulada en 27 idiomas y se convirtió en una de las películas más vistas del cine mudo. En su metraje original, duraba más de tres horas. La duración que ahora podemos contemplar (2h. 37’) es una versión intermedia, antes de la que se fijó definitivamente en 1931 (1 h. 45’), cuando fue musicalizada y relanzada en muchos países.

Dirigida y producida por Cecil B. DeMille, esta obra maestra conserva aún gran parte de su fuerza y atractivo. Todo el equipo de producción se entregó por completo al proyecto, y en el resultado final destacan especialmente la fotografía y la música.

viernes, 8 de enero de 2010

Entrevista sobre “Jesucristo en el cine” en la televisión de Marbella

Ayer os contaba de la presentación en Marbella de “Jesucristo en el cine”. Ese acto, que fue también un reencuentro con los amigos, tuvo amplia repercusión en los medios de comunicación.

Además de los periódicos que reseñaron la conferencia, dos televisiones locales dedicaron al libro un espacio amplio, con sendas entrevistas sobre su contenido. Las dos me hicieron mucha ilusión, pues fueron realizadas por antiguos alumnos míos de la Facultad, en la Universidad de Málaga:

- Roberto Caballero me entrevistó en el programa “Ahora Marbella” para “Marbella Televisión”. Sobre todo se centró en la influencia del cine en los jóvenes y en las películas más controvertidas sobre Jesús.

- Sara Rodríguez me entrevistó en el programa “Lugares comunes” para la televisión “M 95 Marbella”. Ésta fue más larga e interesante: repasamos la historia entera de la filmografía sobre Jesús. En este enlace podéis ver, bajando un poco en la página, la entrevista que Sara me hizo.

Ojalá todos mis alumnos lleguen tan lejos como estos dos…

miércoles, 7 de octubre de 2009

Documental histórico sobre “Jesucristo en el cine”

Hace un par de años, dos realizadores de “Días de cine” -el programa estelar de TVE sobre el Séptimo Arte- elaboraron un documental sobre la figura de Jesús en el cine. Lo montaron Raúl Alda y Fran Ventura con fragmentos de las principales películas sobre Cristo que hemos podido ver en los cines o en la televisión, y el resultado se emitió por televisión el 6 de abril de 2007, en plena Semana Santa.

Aquí ofrecemos la primera parte de este programa, ya disponible en Internet, que recorre las principales cintas desde el nacimiento del cine hasta mitad de los años sesenta: “Vida y pasión de Jesucristo” (1907), de F. Zecca; “Intolerancia” (1916), de D. W. Griffith; “Rey de Reyes” (1927), de Cecil B. deMille o “La historia más grande jamás contada” (1965), de G. Stevens.

También aparecen pasajes de películas basadas en novelas de temática religiosa: “La túnica sagrada” (1953), de H. Koster; “Ben-Hur” (1959), de W. Wyler; o Barrabás (1962), de R. Fleischer. Todas ellas tienen en común que su clímax argumental se construye sobre el encuentro de un determinado personaje con Jesucristo. Ese encuentro deviene en catársis para el personaje y resulta absolutamente decisiva en su vida.

Espero que pases unos fantásticos 6 minutos.

jueves, 1 de octubre de 2009

Historia de los filmes sobre Jesús (2): Años de consolidación, 1900-1906

Tras los primeros intentos de Bone Press y de los hermanos Lumiere (ver post del 1.X.09), al doblar el siglo el interés por contar la vida de Jesús se acrecienta.

En 1900, otro de los maestros del cine mudo, George Mèlies, produce un filme titulado Le Christ marchant sur flots (Cristo andando sobre las aguas) en el que demuestra su especial habilidad para los trucos fotográficos. Además del milagro que da título a la cinta, vemos la impresionante tormenta que sacude el cielo durante la pasión (ver fotograma de la izquierda) así como la súbita aparición de Cristo resucitado en el Cenáculo, donde están reunidos los apóstoles (gracias a un truco muy sencillo: la sobreimpresión).

En esa película, las escenas de la Pasión cobran un especial protagonismo; y en todas se aprecia un deseo de imitar las composiciones clásicas de Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci y los grandes pintores del Renacimiento italiano. A la derecha puede verse la composición de la Última Cena, claramente inspirada en el pintor italiano.

En 1903, y en la misma línea de lo que intentara Henry Vincent, un productor americano decidió filmar la representación de la pasión y muerte de Cristo que todos los años, desde 1816, tiene lugar en Horitz (Bohemia), durante la Cuaresma. Con cerca de 300 figurantes, un mes de ensayos y casi cuatro horas de duración, era ya entonces una escenificación muy conocida. El filme resultante, Life and Passion of Christ, se beneficia de sus enormes recursos de producción y muestra en pantalla a decenas de actores que gritan, vuelven el rostro o agitan los brazos al paso de Jesús. Pero la ausencia de primeros planos nos recuerda con demasiada frecuencia que estamos asistiendo a una representación teatral. Por otro lado, al contar la historia de forma sincopada —en apenas diez minutos— deja poco margen para que el espectador se meta de lleno en el drama del Calvario.
Finalmente, en 1906 Alice Guy produce en Francia otra cinta, La vie du Christ, cuya fotografía se inspira claramente en las acuarelas que Tissov dibujó en un viaje a Palestina. Como en todas las cintas de esta época, el recorrido del Vía Crucis se convierte en una secuencia clave de todo el argumento.

La siguiente gran película sobre Jesús será Vie et passion du Christ (1907), de F. Zecca y L. Nonguet, del que hablé someramente en un post del 22.IX.09. Por su importancia en la historia del cine, le dedicaré un post específico más adelante.

Historia de los filmes sobre Jesús (1): primeros años del cine mudo

Quizás sea Jesucristo el personaje más frecuentemente retratado en el cine. Según los historiadores, son alrededor de 150 las películas que han tratado sobre su vida. Algunas han sido movidas por la devoción y otras han buscado el espectáculo. Algunos directores sólo querían manifestar su fe, y otros han aplicado a estas historias un estricto sentido comercial. Lo cierto es que la figura de Jesús atrajo desde muy pronto a los pioneros del cine.

El mismo año en que se inventó el cinematógrafo, una productora católica (Bonne Press) encargó a un tal Léar y a un hermano de las Escuelas Cristianas, llamado Basile, una película sobre Cristo. Se rodó en 1895 y se tituló La Passion du Christ. Los intérpretes eran aficionados y el rodaje se llevó a cabo en un salón de la calle Felicien, de París. La intención primordial de la cinta —más que contar una historia— era retratar algunas escenas conocidas de la muerte del Señor. Y, lastrado por un excesivo didactismo, el filme no terminaba de funcionar.

Poco después, los hermanos Lumiére produjeron otra película sobre la vida de Jesús. Grandes retratistas de la vida social (La llegada del tren, La salida de obreros de la fábrica, etc.), en 1897 produjeron una cinta titulada La Vie et la Passion de Jésus-Christ que articulaba una sucesión de 13 cuadros piadosos y aislados, a modo de estampas, sin apenas desarrollo argumental. Fue muy bien acogida por el público, y crearía un estilo que sería típico en los primeros filmes sobre la vida del Señor: imágenes estáticas, fácilmente identificables por el público, plasmadas con un tono solemne que invitaba a la contemplación de cada escena.

En esta línea pictórica se inscribió también The Passion Play of Oberammergau (1898), un retrato de la pasión y muerte del Señor dirigido por Henry Vincent, que compitió duramente con el anterior filme de los Lumiere. El título hace referencia a una representación multitudinaria que, cada cierto tiempo —desde 1634—, lleva a cabo el pueblo entero de Oberammergau, en Baviera, durante la Semana Santa. El propósito de Vincent era grabar esa gran puesta en escena, con centenares de actores, cantantes e instrumentistas; pero la siguiente escenificación no iba a tener lugar hasta el año 1900, así que escribió su propia historia de la Pasión y, con ayuda de Richard Hollamen y Albert Eaves, filmó la película en el museo de cera y en el Gran Central Palace de Nueva York. Fue una de las primeras películas que requirió la construcción de decorados. Y su estreno fue muy aclamado, debido en parte a la orquestación musical, coro incluido, que acompañaba a la proyección.

Aunque no de forma consecutiva, publicaré de vez en cuando apuntes históricos como éste –quizás más del gusto de los eruditos- para ir creando con el tiempo un panorama global de todos los filmes sobre Jesús de Nazaret.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Jesucristo en el cine: panorama histórico de los filmes

Si has leído el primer post, entenderás el trasfondo de este vídeo (2’ 20”) titulado “Jesucristo en la Historia del Cine”. Y aunque no lo hayas leído, te agradará verlo. Incluye una breve entrevista con Claudia Di Giovanni, Delegada de la Filmoteca Vaticana.