El cineasta, filósofo, dramaturgo y escritor Eric Emmanuel Schmitt, director de la película Cartas a Dios, recibió el lunes 12 de marzo, la Ola de Oro del Premio ‘Familia’ otorgado por el Jurado de la Asociación CinemaNet. Para recibir este premio, Schmitt se desplazó ex profeso desde Bruselas a Barcelona, para regresar el mismo día a la capital europea.
El acto se celebró en el Aula Magna de la Universidad Abat Oliba CEU. Daniel Arasa, director de CinemaNet y presidente del jurado, explicó los valores por los cuales se ha premiado la película, cuya base argumental está en el encuentro de un niño con cáncer y una mujer malhumorada y pendenciera; en el transcurso de la trama los dos sufren una completa transformación.
El director de Cartas a Dios valoró mucho el premio recibido: “como escritor y dramaturgo tengo muchos premios y he sido reconocido a nivel mundial, pero como cineasta aún soy novel”.
Schmitt explicó que su padre era médico que atendía enfermos de cáncer, y que llevaba a su hijo al hospital un par de veces por semana. De esta forma desde pequeño se familiarizó con la vida, la muerte y las limitaciones de las personas, algo que ha querido plasmar en su obra. “Nuestra sociedad -dijo- está enferma porque es incapaz de asumir la muerte, y la esconde”.
Añadió que la sociedad se plantea la muerte como un accidente, pensando que algún día se la vencerá. Desde su punto de vista, “cuanto menos se habla de algo, más preocupación y miedo provoca” y añadió que “debemos amar la vida tal como es, con su vulnerabilidad, con su corta duración”. A través de la historia de Cartas a Dios, dijo, “somos testigos del camino que llevó a dos personas a pasar del miedo a la esperanza y de cómo un encuentro puede cambiar una vida.”
La película está basada en una novela del propio director y es en buena parte la síntesis de la filosofía del misterio que quiere promover el cineasta, poniendo en valor el coraje, la esperanza y el optimismo ante lo desconocido. “Hay que vivir con el misterio, tener confianza en lo desconocido. El misterio se puede afrontar con el miedo o con la esperanza”, dijo.
Hacer cine es, para Schmitt, “filmar la luz del alma”. Por eso, para seleccionar al muchacho que en la película interpretaría el niño enfermo de cáncer hizo un casting por el que pasaron 300 niños. No tenía predeterminado cómo tenía que ser el muchacho, pero cuando llegó el finalmente elegido, leyó en sus ojos que era la persona adecuada.
El acto se celebró en el Aula Magna de la Universidad Abat Oliba CEU. Daniel Arasa, director de CinemaNet y presidente del jurado, explicó los valores por los cuales se ha premiado la película, cuya base argumental está en el encuentro de un niño con cáncer y una mujer malhumorada y pendenciera; en el transcurso de la trama los dos sufren una completa transformación.
El director de Cartas a Dios valoró mucho el premio recibido: “como escritor y dramaturgo tengo muchos premios y he sido reconocido a nivel mundial, pero como cineasta aún soy novel”.
Schmitt explicó que su padre era médico que atendía enfermos de cáncer, y que llevaba a su hijo al hospital un par de veces por semana. De esta forma desde pequeño se familiarizó con la vida, la muerte y las limitaciones de las personas, algo que ha querido plasmar en su obra. “Nuestra sociedad -dijo- está enferma porque es incapaz de asumir la muerte, y la esconde”.
Añadió que la sociedad se plantea la muerte como un accidente, pensando que algún día se la vencerá. Desde su punto de vista, “cuanto menos se habla de algo, más preocupación y miedo provoca” y añadió que “debemos amar la vida tal como es, con su vulnerabilidad, con su corta duración”. A través de la historia de Cartas a Dios, dijo, “somos testigos del camino que llevó a dos personas a pasar del miedo a la esperanza y de cómo un encuentro puede cambiar una vida.”
La película está basada en una novela del propio director y es en buena parte la síntesis de la filosofía del misterio que quiere promover el cineasta, poniendo en valor el coraje, la esperanza y el optimismo ante lo desconocido. “Hay que vivir con el misterio, tener confianza en lo desconocido. El misterio se puede afrontar con el miedo o con la esperanza”, dijo.
Hacer cine es, para Schmitt, “filmar la luz del alma”. Por eso, para seleccionar al muchacho que en la película interpretaría el niño enfermo de cáncer hizo un casting por el que pasaron 300 niños. No tenía predeterminado cómo tenía que ser el muchacho, pero cuando llegó el finalmente elegido, leyó en sus ojos que era la persona adecuada.
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