Este sábado 23 de mayo es la beatificación de Mons. Romero. Con ese motivo, el festival de Cine Madrimaná organiza, el miércoles 20 de mayo, en Madrid, un preestreno benéfico de la película "Romero. El santo del pueblo", que este mes lanza en DVD la distribuidora European Dreams Factory, galardonada este año con el Premio ¡Bravo! de la Comisión de Medios de Conferencia Episcopal.
Tras una década muy conflictiva social, política y económicamente, El Salvador inaugura la década de los 80 del siglo XX con una nunca declarada guerra civil entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la gubernamental Fuerza Armada de El Salvador (FAES) –los Escuadrones de la Muerte–. Una guerra que duró doce años y que dejó 75.000 salvadoreños muertos o desaparecidos. En ese contexto, la Iglesia de El Salvador vivía momentos difíciles. Por un lado, había sacerdotes y obispos que, temerosos de la amenaza comunista, se alinearon con el Gobierno; por otro, estaban los sacerdotes –muchos de ellos jesuitas– que sucumbieron a la Teología de la liberación y algunos de los cuales terminaron por coger las armas; en medio, estaban católicos como monseñor Óscar Romero, que denunciaban desde la fe las graves injusticias que se perpetraban contra el pueblo, pero sin ceder a las veleidades marxistas de la lucha de clases.
Todo esto queda muy bien retratado en la película norteamericana Romero, realizada en 1989 por John Duigan, con guion de John Sacret Young, antes de finalizar la guerra civil. El actor Raúl Juliá da vida a monseñor Romero, al que vemos en 1977, cuando fue nombrado arzobispo de San Salvador por el Papa Pablo VI. Él mismo, que se concibe como un ratón de biblioteca, no comprende el sentido de su elección. Muchos le consideran un hombre débil, incapaz de afrontar los retos que tiene delante, pero los sucesos que van a ocurrir ante sus ojos le van a transformar en un hombre lleno de coraje y valentía, siempre a causa de su fe.
Uno de estos acontecimientos es el asesinato del jesuita Rutilio Grande, gran amigo de Romero, cuando se dirigía a una aldea a celebrar misa. A partir de ese momento, el obispo va a comprender la verdadera posición del Gobierno y se va a ir distanciando e incluso enfrentando a los dirigentes de la nación. Otro suceso fue el secuestro del ministro de Agricultura, Rafael Zelada, a manos de la guerrilla, cuando el obispo trató infructuosamente de mediar. Pero un hecho que obligó a Romero a abandonar definitivamente la ambigüedad fue la detención de su amigo el padre Osuna.
Romero muestra con precisión las diferencias en el seno de la Conferencia Episcopal, el papel del Provincial de los jesuitas y la interesante actitud de monseñor Flores, que a pesar de no estar de acuerdo con Romero, le apoya en todo. Del mismo modo, el film deja clara la actitud de Romero ante la teología de la liberación, en un diálogo que mantiene con un sacerdote guerrillero hacia el final de la película. Sin duda, este largometraje es un hermoso retrato del martirio cristiano, con escenas memorables como la recuperación del Santo Sacramento de una iglesia ocupada por el ejército, o el momento de la muerte de Romero. Inolvidable.
A continuación, ofrecemos un reportaje/trailer (4') que explica el contexto histórico y el sentido del filme.
Tras una década muy conflictiva social, política y económicamente, El Salvador inaugura la década de los 80 del siglo XX con una nunca declarada guerra civil entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la gubernamental Fuerza Armada de El Salvador (FAES) –los Escuadrones de la Muerte–. Una guerra que duró doce años y que dejó 75.000 salvadoreños muertos o desaparecidos. En ese contexto, la Iglesia de El Salvador vivía momentos difíciles. Por un lado, había sacerdotes y obispos que, temerosos de la amenaza comunista, se alinearon con el Gobierno; por otro, estaban los sacerdotes –muchos de ellos jesuitas– que sucumbieron a la Teología de la liberación y algunos de los cuales terminaron por coger las armas; en medio, estaban católicos como monseñor Óscar Romero, que denunciaban desde la fe las graves injusticias que se perpetraban contra el pueblo, pero sin ceder a las veleidades marxistas de la lucha de clases.
Todo esto queda muy bien retratado en la película norteamericana Romero, realizada en 1989 por John Duigan, con guion de John Sacret Young, antes de finalizar la guerra civil. El actor Raúl Juliá da vida a monseñor Romero, al que vemos en 1977, cuando fue nombrado arzobispo de San Salvador por el Papa Pablo VI. Él mismo, que se concibe como un ratón de biblioteca, no comprende el sentido de su elección. Muchos le consideran un hombre débil, incapaz de afrontar los retos que tiene delante, pero los sucesos que van a ocurrir ante sus ojos le van a transformar en un hombre lleno de coraje y valentía, siempre a causa de su fe.
Uno de estos acontecimientos es el asesinato del jesuita Rutilio Grande, gran amigo de Romero, cuando se dirigía a una aldea a celebrar misa. A partir de ese momento, el obispo va a comprender la verdadera posición del Gobierno y se va a ir distanciando e incluso enfrentando a los dirigentes de la nación. Otro suceso fue el secuestro del ministro de Agricultura, Rafael Zelada, a manos de la guerrilla, cuando el obispo trató infructuosamente de mediar. Pero un hecho que obligó a Romero a abandonar definitivamente la ambigüedad fue la detención de su amigo el padre Osuna.
Romero muestra con precisión las diferencias en el seno de la Conferencia Episcopal, el papel del Provincial de los jesuitas y la interesante actitud de monseñor Flores, que a pesar de no estar de acuerdo con Romero, le apoya en todo. Del mismo modo, el film deja clara la actitud de Romero ante la teología de la liberación, en un diálogo que mantiene con un sacerdote guerrillero hacia el final de la película. Sin duda, este largometraje es un hermoso retrato del martirio cristiano, con escenas memorables como la recuperación del Santo Sacramento de una iglesia ocupada por el ejército, o el momento de la muerte de Romero. Inolvidable.
A continuación, ofrecemos un reportaje/trailer (4') que explica el contexto histórico y el sentido del filme.
Juan Orellana
Alfa y Omega
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