viernes, 19 de marzo de 2010

¿Fueron realmente carpinteros San José y Jesús?

 Hoy, que la Iglesia y buena parte de la sociedad civil celebran la fiesta de San José, es un buen día para acordarnos del padre legal de Jesús y Patrono de la Iglesia Universal. Sobre todo, de su faceta como trabajador, que compartía con su Hijo, porque en eso sí nos parecemos a ambos: como ellos, nosotros encontramos a Dios en nuestro trabajo, y en ese ámbito Le damos a conocer.

La pregunta que formulamos en el titular afecta de modo especial al Hijo de Dios: ¿fue Jesús de profesión carpintero?

Esa ha sido la creencia popular. Que José fue el carpintero de Nazaret y transmitió su oficio a Jesús, quien ejerció también esa profesión hasta el comienzo de su vida pública. Pero ¿es eso lo que nos dicen los Evangelios?

El relato de S. Mateo incluye un versículo en el original griego (“oùj oûtos estin ho toû téktonos huiós”) que durante siglos se ha traducido así: “¿No es éste el hijo del carpintero?” (Mt 13,55). Una expresión muy parecida se recoge también en S. Marcos: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María?” (“oûj oûtos estin ho tekton, ho huiòs tes Marías”). En ambos lugares, la palabra griega “tekton” se ha traducido como carpintero, pues se trataba de un trabajador manual que trabajaba la madera para confeccionar muebles, puertas, etc.

Recientes investigaciones han puesto de manifiesto que con esa expresión se designaba en general al profesional que trabajaba artesanalmente la madera y la piedra, especialmente en la construcción; de modo que al imaginarnos el oficio de José y de Jesús hemos de pensar más bien en lo que hoy sería una mezcla de albañil y artesano, y no tanto en un carpintero como los de hoy. De ahí que la frase del Evangelio que hemos citado al principio habría que traducirla así: “¿No es éste el hijo del artesano?”, tal como leemos hoy en las ediciones modernas. De hecho, la palabra “arquitecto” designaba a aquel jefe de obra que dirigía a los diversos “tectones” que intervenían en la construcción.

Esa es, justamente, la imagen del oficio de Jesús que muestra “El hombre que hacía milagros” (fotogramas de la izquierda y de arriba). En la primera secuencia de ese filme vemos a Jesús trabajando la piedra y la madera en las obras de la sinagoga de… Séforis. Y uno podría preguntarse: “¿Pero Jesús no vivía en Nazaret?”. En efecto, así lo refieren los Evangelios. Pero las últimas excavaciones arqueológicas han revelado, por una parte, que Nazaret era entonces un pueblo pequeño y pobre, en el que dudosamente habría trabajo para un carpintero durante todo el año; y, por otra, han situado en Séforis la residencia de Herodes Antipas.

Antipas, tetrarca de Galilea y Perea entre los años 4-39 d.C. (es decir, toda la infancia y la juventud de Jesús), había hecho de Séforis la capital de aquel territorio: la había fortificado y la había embellecido con grandes obras públicas, para lo que había sido preciso contratar a cientos de obreros, carpinteros y artesanos. A esto se añade que Séforis se encuentra a sólo 5 Km. de Nazaret: es decir, a una hora a pie. Si imaginamos a Jesús y a José, artesanos que sabía trabajar la piedra y la madera, en una pequeña aldea en la que no había mucho trabajo... es bastante verosímil pensar que ambos hubieran trabajado allí, esporádicamente o de modo estable, justo en los años anteriores al comienzo de la vida pública de Jesús. De hecho, esto es lo que nos muestra el principio de “El hombre que hacía milagros”.

Así pues, José y Jesús fueron carpinteros, pero algo más que eso. Fueron artistas que sirvieron con su trabajo a una población mucho más amplia que la de Nazaret. Y con ese oficio se santificaron y santificaron también la realidad que les tocó vivir.

A diferencia de la película animada que comento, la mayoría de los filmes -desde la época muda hasta ahora- ha preferido representar a Jesús como carpintero. Así lo vemos en este precioso fotograma de "La pasión de Cristo", en el que la Virgen, sin dejar un momento sus tareas en el hogar, sigue con atención el trabajo de su hijo en la carpintería de Nazaret. Ella le vio trabajar la madera durante años, consciente de que también así estaba obrando su Hijo la redención en el mundo.

Aquí os dejo el tráiler de "El hombre que hacía milagros". Lo primero que se dice de Jesús es que fue "el carpintero de Séforis".

¡Y muchas felicidades a todos los Josés y a todas las Josefinas o Mª José...!
(Para ver el vídeo en Facebook, pincha en el recuadro de abajo "Ver la publicación original")

8 comentarios:

  1. Alfonso, ¡cómo trabajas los posts! (¿de dónde sacas el tiempo? ;-) Me ha gustado mucho, muy riguroso, y tras leerlo te entra la sensación de haber aprendido y de haberte trasladado, por unos minutos, a la época de Jesús. Gracias por este trabajo!!!

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  2. Josefina López del Moral19 marzo, 2010 17:31

    !!Gracias por la parte que me toca (en la felicitación de tu blog)!! Hoy he aprendido varias cosas, con la aportación que nos ofreces sobre el posible oficio de S. José y de Jesús, antes de su vida pública. Y también la similitud con nosotros, en la faceta como trabajador, santificándonos en él y a través de él. Se lo he enviado a mis amigas, sobre todo a las que hoy celebran su santo. Josefina.

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  3. ¡Hola Alfonso!

    Muchas felicitaciones en esta fiesta de San José. Me acuerdo mucho, con tu blog, de nuestro viaje a Tierra Santa. Hoy, en concreto, nuestra visita a Nazareth, con la Misa que tuvimos en la casa de José, y también las explicaciones de un sacerdote argentino a su grupo de peregrinos. Si no recuerdo mal, les hablaba precisamente del trabajo de José...

    Un abrazo
    Michel

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  4. Manuel J. Peláez19 marzo, 2010 17:44

    Querido Alfonso:

    Es posible, pero hay que documentarse más. Con frecuencia hay errores mecánicos en los Evangelios, en los libros de Flavio Josefo y en muchas fuentes romanas. Se dice en todas ellas, por ejemplo, que Poncio Pilato era procurador o gobernador. Desde 1961, ha quedado claro que no era ni una cosa, ni la otra, sino Prefecto de Judea, una institución superior, una magistratura diferente, que fue creada de forma transitoria y que había desaparecido cuando se escribieron los Evangelios.

    Un abrazo,
    Manuel J. Peláez

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  5. Y en realidad, ¿qué más da? Hasta en eso se nos pone fácil dentro de la contemplación de la vida de Jesucristo: la búsqueda de un trabajo aquí o allá, algo cotidiano, normal, humano... como hoy en día, ¿verdad? Efectivamente, lo importante es la santificación del trabajo bien hecho, ofrecido y (perdón por la expresión) ¡punto pelota! Quizá esa "inconcreción profesional" nos hace ver que lo importante no es lo que uno sea sino cómo -y por qué- hace lo que debe.
    Saludos, Alfonso.

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  6. El concepto básico de la santificación por medio del trabajo creo entenderlo, pero creo que se me escapa algún que otro matiz. ¿Este concepto no estaría dentro de un término más global como buscar la santificación y ya está?

    No sólo en el trabajo, sino en el comportamiento con los demás, humildad, honestidad,oración,....etc;y no destacar un componente por encima de otro como puede ser el del ámbito profesional.

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  7. En efecto, Hombre de Boston: santificación en el trabajo quiere decir en la vida ordinaria. Es decir, que para ser santo no hay que hacer cosas extraordinarias, sino vivir lo ordinario (la familia, el trabajo, las amistades) de forma extraordinaria.

    Para ser santo no hay que "añadir" a lo ordinario otras cosas (participar en novenas, procesiones, etc.), sino buscar a Dios en lo de cada día. Y el trabajo es -por antonomasia- el lugar de lo ordinario. Pero también lo es la familia: al mismo nivel, y hasta con más importancia.

    Por eso una persona casada, que se entrega al cónyuge, que renuncia a sí mismo para dar lo mejor a sus hijos (su tiempo, su buen humor, la mejor educación posible), puede ser tan santa o más que un sacerdote o una monja. La santidad no está tanto en lo que se hace, como en el modo de hacerlo: con alegría, con entrga, con sentido sobrenatural. Un sacerdote puede ser santo o no, independientemente de que celebre Misa y perdone los pecados. Y lo mismo una madre de familia: puede ser santa o no, según cómo viva sus tareas ordianrias.

    Por eso a mí me parece tan atractiva esa idea: encontrar a Dios... ¡en lo de siempre! Hacerse santo en el trabajo y en la familia: eso es lo que hizo Jesús durante treinta años, en la carpintería y en la casa de Nazaret, santificándose en el trabajo y en la vida familiar, junto a su Madre, la Virgen María.

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  8. Estoy investigando acerca de las obras de carpinteria o construccion que pudiera haber recor hechas por San Jose porque estoy disenandouna capilla dedicada a San Jose i pueden ayudarme con algun dato o imagenes se los agradecera bastante Que Dios les Bendiga
    anita3737@hotmail.com es mi correo mill bendiciones

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