El actor Jim Caviezel, famoso por las películas La delgada línea roja o La pasión de Cristo, viene a España a promocionar La verdad de Soraya M., que narra la tremenda y verídica historia de la lapidación de una mujer en Irán. Caviezel habla con seriedad y piensa lo que dice. Se aleja de los tópicos y no se asusta cuando tiene que tocar temas de gran calado. Esta es la entrevista que Pablo de Santiago ha publicado en Decine21.
Está claro que el cine es un gran negocio, pero esta película es mucho más que un negocio. ¿Cree que un artista tiene una especial responsabilidad moral?
Todos tenemos una obligación moral. Como el periodista Freidoune Sahebjam, el cual se encontraba en el pueblo de la pelicula porque estaba escribiendo un artículo sobre el cambio del Sha por el Ayatolá. Se encuentra con esta historia, y escribió el libro. No tenía ninguna obligación de hacerlo, y sabía que si lo escribía iba a tener problemas. Siendo persa como era, entendía lo que podía significar para él. Y efectivamente le declararon la "fatwa" (condena a muerte) y le persiguieron. No le cogieron, pero sufrió mucho estrés. Podía haberse negado a que hiciéramos la película, pero no lo hizo, y 48 horas antes de empezar a filmar La verdad de Soraya M. murió del propio estrés. Supongo que algún día le darán algún reconocimiento por lo que hizo.
¿Cómo cree que influyen este tipo de filmes de denuncia en la sociedad?
Pienso que este hombre que escribió la historia de Soraya está en un lugar muy privilegiado. Estuvo dispuesto a usar su talento y poner en peligro su vida para contarla. La película no necesita a la prensa, aunque lógicamente ayudaría mucho a que se conozca la historia. Pero la película vivirá más allá de mí, más allá de nosotros.
Y en cuanto a sus películas...
Si yo decidiera hacer películas malas. Por ejemplo, si decidiera, hacer una película que pusiera a los judíos como si fueran ratas, como hizo Goebbels, al final la historia me acabaría juzgando y me pondría en su sitio, como ocurrió con él. Si un ingeniero calcula mal un edificio y éste se acaba cayendo hay que pedirle responsabilidades por lo que ha hecho. Asimismo un actor también es responsable de los papeles que decide interpretar. Si propaga mentiras es un mentiroso. Y aunque parece que nada ocurre, al final la historia nos juzgará.
Está claro que en ciertos países islámicos la situación de la mujer en la sociedad clama al cielo, pero, a su juicio ¿cuál es la mayor lacra moral del mundo occidental?
El aborto. Sin lugar a dudas. Como dijo la Madre Teresa, "el aborto terminará llevando al mundo a una guerra nuclear". Cuando un hombre mata a un hombre en una situación de guerra, es malo, muy triste. Atila fue más lejos. Dijo "no sólo voy a matar a hombres, sino a mujeres y niños". Elevó la barra a otro nivel. Y en distintos momentos de la historia se han matado a hombres, mujeres, niños, a razas enteras, se han cometido genocidios, siempre yendo a más. Atila hizo eso para dar miedo a sus enemigos. Cuanto más horrendo era lo que hacía más miedo le tenían.
Pero el aborto va mucho más lejos: cuando la propia madre mata a su hijo va contra su propia naturaleza, contra su propio instinto. Se habla de "choice", de su elección, pero cuando la mujer hace eso, cuando destroza la vida de su hijo no nacido, entonces hemos llegado al límite. El nivel no puede subir más en cuanto al mal. En Estados Unidos ha habido más de 50 millones de abortos desde el año 53, tantos como los muertos en la II Guerra Mundial. La ciencia y la Iglesia están de acuerdo en que la vida empieza en la fecundación.
(...) Cada embrión es una vida humana, como la que defendía Zahra (Shohreh Aghdashloo), la protagonista de la película La verdad de Soraya M.. Por eso también ayudé a llevarla a cabo.
Está claro que el cine es un gran negocio, pero esta película es mucho más que un negocio. ¿Cree que un artista tiene una especial responsabilidad moral?
Todos tenemos una obligación moral. Como el periodista Freidoune Sahebjam, el cual se encontraba en el pueblo de la pelicula porque estaba escribiendo un artículo sobre el cambio del Sha por el Ayatolá. Se encuentra con esta historia, y escribió el libro. No tenía ninguna obligación de hacerlo, y sabía que si lo escribía iba a tener problemas. Siendo persa como era, entendía lo que podía significar para él. Y efectivamente le declararon la "fatwa" (condena a muerte) y le persiguieron. No le cogieron, pero sufrió mucho estrés. Podía haberse negado a que hiciéramos la película, pero no lo hizo, y 48 horas antes de empezar a filmar La verdad de Soraya M. murió del propio estrés. Supongo que algún día le darán algún reconocimiento por lo que hizo.
¿Cómo cree que influyen este tipo de filmes de denuncia en la sociedad?
Pienso que este hombre que escribió la historia de Soraya está en un lugar muy privilegiado. Estuvo dispuesto a usar su talento y poner en peligro su vida para contarla. La película no necesita a la prensa, aunque lógicamente ayudaría mucho a que se conozca la historia. Pero la película vivirá más allá de mí, más allá de nosotros.
Y en cuanto a sus películas...
Si yo decidiera hacer películas malas. Por ejemplo, si decidiera, hacer una película que pusiera a los judíos como si fueran ratas, como hizo Goebbels, al final la historia me acabaría juzgando y me pondría en su sitio, como ocurrió con él. Si un ingeniero calcula mal un edificio y éste se acaba cayendo hay que pedirle responsabilidades por lo que ha hecho. Asimismo un actor también es responsable de los papeles que decide interpretar. Si propaga mentiras es un mentiroso. Y aunque parece que nada ocurre, al final la historia nos juzgará.
Está claro que en ciertos países islámicos la situación de la mujer en la sociedad clama al cielo, pero, a su juicio ¿cuál es la mayor lacra moral del mundo occidental?
El aborto. Sin lugar a dudas. Como dijo la Madre Teresa, "el aborto terminará llevando al mundo a una guerra nuclear". Cuando un hombre mata a un hombre en una situación de guerra, es malo, muy triste. Atila fue más lejos. Dijo "no sólo voy a matar a hombres, sino a mujeres y niños". Elevó la barra a otro nivel. Y en distintos momentos de la historia se han matado a hombres, mujeres, niños, a razas enteras, se han cometido genocidios, siempre yendo a más. Atila hizo eso para dar miedo a sus enemigos. Cuanto más horrendo era lo que hacía más miedo le tenían.
Pero el aborto va mucho más lejos: cuando la propia madre mata a su hijo va contra su propia naturaleza, contra su propio instinto. Se habla de "choice", de su elección, pero cuando la mujer hace eso, cuando destroza la vida de su hijo no nacido, entonces hemos llegado al límite. El nivel no puede subir más en cuanto al mal. En Estados Unidos ha habido más de 50 millones de abortos desde el año 53, tantos como los muertos en la II Guerra Mundial. La ciencia y la Iglesia están de acuerdo en que la vida empieza en la fecundación.
(...) Cada embrión es una vida humana, como la que defendía Zahra (Shohreh Aghdashloo), la protagonista de la película La verdad de Soraya M.. Por eso también ayudé a llevarla a cabo.
Muy buena entrevista. La voy a difundir entre todos mis contactos. Me alegro de que haya actores en Hollywood que piensen como él.
ResponderEliminarUn saludo, y ánimo con el blog.
........"Estuvo dispuesto a usar su talento y poner en peligro su vida para contarla."....
ResponderEliminarUsar los talentos es una gracia, no todos lo hacen
Que bueno por esta entrevisa,...Muy buenas respuestas!!!...