Casi todas las películas sobre Jesús han contado la escena de su Nacimiento. Pero hay una que nos ha dejado una clara interpretación simbólica de este hecho. La historia más grande jamás contada (G. Stevens, 1965), comienza con la imagen de un fresco en una iglesia cualquiera: Jesús, con los brazos abiertos en señal de acogida (y también como Maestro en actitud de enseñar), abre el filme de modo simbólico.Pero más aún que esta imagen, lo que adelanta el carácter simbólico de este arranque cinematográfico es el texto que oímos en off: los primeros versículos del Evangelio de S. Juan. “En Él estaba la Vida, y la Vida era la Luz de los hombres”. Ese símbolo –la luz– llena de significado todas las imágenes que siguen. Primero vemos una Estrella (la luz que guía hacia Belén). Después, la estrella se convierte en una vela que ilumina una gruta a oscuras. Entonces oímos las siguientes palabras de S. Juan: “Y la Luz resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron”.
Al mismo tiempo, nos damos cuenta de que esa tenue luz (como es tenue la vida de un recién nacido) está en la mano de José y está iluminando un mundo a oscuras: el interior de la cueva de Belén. Finalmente, la luz ilumina la mano de un Niño –intuimos que es la de Jesús– que tiene ya el gesto de enseñar. Esa mano se convirete en una esfera luminosa (¿el Sol? ¿la Sagrada Forma?) hasta que unas fanfarrias anuncian no se sabe si la llegada del Mesías o la arrogancia del Rey Herodes, al que inmediatamente vamos a ver.
Una preciosa representación simbólica de todo el pasaje de la Navidad, que da pie a una interesante reflexión teológica.
Estimado Alfonso, la reflexión me parece de lo más acertada a pesar de que, a mi juicio, La Historia más grande jamás contada, falla en casi todo el resto del metraje presentándonos a un Jesús extraño y poco humano.
ResponderEliminarUn gusto ver el cine a la luz de tus comentarios.
Hola Alfonso. Disculpa por el `off-topic´, pero deseaba comentar aquí un detalle curioso. He tenido la oportunidad de ver en los últimos meses muchas películas en VOS, en inglés, y en todas, absolutamente en todas, al menos en una ocasión se menciona a Jesús, aunque sea como exclamación. Me ha resultado muy curioso que, independientemente del género, la expresión "Jesus Christ!" está presente en todas. Quizá es una tontería, pero me ha llamado la atención la omnipresencia de Su nombre en todas y qué mejor sitio que este para comentarlo.
ResponderEliminarFelices fiestas y mejor año 2011.
Tienes razón, Oscar: "La historia más grande jamás contada" es lenta y muestra a un Jesús divino pero distante; de eso hablé en un post anterior: http://jesucristoenelcine.blogspot.com/2009/10/un-jesus-divino-y-distante.html. Pero la escena me parece válida, por eso la selecciono.
ResponderEliminarHola, Inma: Es verdad que en otros países, y especialmente en Estados Unidos, no tienen ningún reparo en hablar de Jesucristo, porque saben que forma parte de sus vidas. De ahí que salga con tanta naturalidad en los discursos (el famoso "God bless America", que dicen tanto demócratas como repubicanos) como en las manifestaciones culturales. Y tambíén en las películas.
ResponderEliminarGracias me ha gustado entrar y ver lo que nos muestras hoy, muy acertado.
ResponderEliminarMe gusta porsupuesto.Me quedo con ganas de más y más cercano.Falta cine sobre ésto.
ResponderEliminarHoy es San Lázaro ¿Hay algo en el cine que le haga referencia? ¿a su resurrección ó amistad con Jesús?
Saludos
maria jose