miércoles, 29 de junio de 2011

La llamada de Jesús a San Pedro en "Jesús de Nazaret" (1977)

Hoy, solemnidad de S. Pedro y S. Pablo, quería rescatar un artículo que publiqué en este blog sobre cómo había reflejado el cine la vocación de Pedro; una llamada muy especial, pues aquel pescador iba a ser, nada más y nada menos, que la Cabeza de la nueva Iglesia que venía a fundar.

De todas las películas, he querido fijarme en “Jesús de Nazaret” porque ésta cinta es la que mejor desarrolla la personalidad de Pedro y su profunda transformación interior, que acontece como en tres etapas y que le hará capaz de responder a la llamada divina. Pero esto no se producirá sin fuertes resistencias por su parte.

El primer encuentro entre los dos acontece en Cafarnaúm, junto al lago de Genesaret (Lc 5, 1-11). Jesús pasea por la ribera junto a los dos primeros discípulos, Juan y Andrés. Éste último ve llegar a su hermano Pedro, que a base de gritos y aspavientos dirige la nave hasta el embarcadero. Así se nos presenta: como un hombre protestón y enérgico, quejoso empedernido de la poca pesca y de los muchos impuestos.

Andrés se le acerca: “Éste es el hombre del que te hablé, el hombre del que hablaba Juan el Bautista”. Y las primeras palabras de Simón no pueden ser más ariscas: ¿Qué, otro hombre santo? ¿Otro de esos que nos dicen que tengamos paciencia, que ya vendrán tiempos mejores?... Mucho hablar mientras nos estamos muriendo de hambre”. Para sorpresa de todos, Jesús hace caso omiso de ese desplante y le dice con firmeza: “¡Vuelve de nuevo a pescar! Yo iré contigo”. A Pedro se le atraganta el vino que ha empezado a beber y se vuelve airado hacia Él: ni es el mejor momento para pescar ni está de humor para volver a intentarlo. Se le acerca enérgico, pero la mirada del Señor le aplaca. La música anuncia con sigilo el inicio de la conversión de Pedro, quien finalmente asiente: “Fiado en tu palabra, echaré las redes”. Y acontece la pesca milagrosa…



Poco después, Mateo entra en escena. Ha oído hablar de la gran pesca de Simón y se dirige a su casa para recaudar impuestos atrasados, ahora que tiene con qué pagar. En cuanto traspasa el umbral, Pedro se abalanza sobre él y le increpa, y tienen que separarle: “¡Es un pecador que se atreve a entrar en mi casa!. Pero Jesús, que también está presente, reacciona de modo totalmente opuesto: “Mateo, esta noche iré yo a cenar a la tuya”.

Ésta afirmación suscita la primera controversia entre los discípulos. Cambia la escena. Ahora es de noche y los futuros apóstoles pasean junto al lago mientras critican la ocurrencia del Maestro: ¡Ir a cenar a casa de un publicano! Incapaces de resolver la situación, le piden a Pedro que hable con Jesús (lo cual implica que ya entonces le ven como cabeza del grupo). Pero Pedro parece echarse atrás en su aún incipiente vocación: “Andrés, yo no soy como tú, yo no sigo a sacerdotes y profetas. Yo soy un pescador. Si seguiste al Bautista, ¡sigue a éste!”. Alguien interviene, pero Pedro se revuelve con evidente enfado: “¡Dejadme en paz! ¿Por qué lo habéis traído a mí? Ésta es mi vida: mis redes, mi barca… ¡Adelante, seguidle, pero dejadme en paz!”. Cuando los demás se marchan, advertimos la profunda conmoción por la que atraviesa el alma de Pedro. No quiere abandonar su vida ni su barca… pero tiene la certeza interior de que Dios le está llamando.



El largo proceso de la respuesta de Pedro a su vocación culmina poco después, en la escena en que Jesús desembarca a la orilla del lago para iniciar una nueva predicación a la muchedumbre. Las gentes le esperan alborozadas,y algunos se arrojan al lago para salir a su encuentro. De nuevo la música nos hace partícipies de la alegría de la muchedumbre. Mateo, que ha quedado un poco rezagado, mira un instante a Pedro. Ahora es su mejor amigo del grupo, y le duele ver la duda que está comiéndole por dentro. No quiere ni puede forzarle: le hace un gesto con la mano y se dispone a seguir a Jesús. Pedro le ve partir y se queda pensativo un instante. Finalmente, salta al agua, introduce la soga en la barca y la empuja decididamente hacia el lago. “¡Lleváosla! —dice a los jornaleros—. Volved a Cafarnaúm”. Todavía le vemos dudar, cuando cruza su mirada uno de los braceros. Pero la barca se va, y él definitivamente se queda. Es, traducida en imágenes, la traslación de lo que narran los Evangelios: “Y ellos —Simón y los hijos de Zebedeo—, sacando las barcas a tierra, dejaron todas las cosas y le siguieron” (Lc 5, 11).

3 comentarios:

  1. Esta es la mejor película sobre Jesús. Hay una escena que es impresionante: una noche acampan y Jesús duerme. Pedro dice que le ha comunicado a su esposa que volverá para la primavera, pero Mateo le dice que no volverá a vivir en Cafarnaum, ni a embriagarse, ni a pescar; que no saben porque, pero serán los primeros en saberlo. Que después de haber conocido a Jesús ya no son los mismos de antes.
    Sería interesante una referencia a esta parte de la película.

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  2. Julián Fernández Blanco06 julio, 2011 19:07

    Vi esta película -las dos partes- cuando era demasiado joven y no la recuerdo bien. ¿Se puede decir que es la mejor película sobre Jesucristo? ¿la han superado otras?

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  3. Julián:
    Buena pregunta, que tiene no fácil respuesta. Yo creo que es la mejor película en cuanto que biografía completa de Jesús, a pesar de algunas deficiencias. Sobre esto hemos discutido bastante en el blog: te adjunto enlaces para que veas los artículos más comentados:

    http://jesucristoenelcine.blogspot.com/2010/11/las-10-mejores-interpretaciones-de.html

    http://jesucristoenelcine.blogspot.com/2009/11/las-mejores-peliculas-sobre-jesus-de.html

    También puedes pinchar “Jesús de Nazaret”, en las pestañas de arriba, dentro de “Filme sobre Jesús”. Allí te saldrán todos los artículos que se refieren a ese filme. Te saldrá una dirección como ésta:

    http://jesucristoenelcine.blogspot.com/search/label/FILME%3A%20Jes%C3%BAs%20de%20Nazaret

    Agradezco tus preguntas y comentarios, y espero que sigas contribuyendo al blog.

    Un cordial saludo, Alfonso.

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