Para tantos cristianos en todo el mundo que no leen habitualmente la Biblia (y escasamente la escuchan en las celebraciones de los domingos); y para tantos no cristianos -y aun no creyentes- que tienen dificultad para acercarse a los Evangelios, una película sobre Jesús puede decirles más que las publicaciones editoriales y los esfuerzos catequéticos de muchos años. Una vez más, una imagen puede valer más que mil palabras.
En España, un filme como La Pasión de Cristo, que fue visto en los cines por dos millones y medio de espectadores, que luego vendió decenas de miles de copias en vídeo y DVD, que fue copiado ilegalmente en cifras inimaginables para su distribución callejera, que fue también descargado en Internet miles y miles de veces (está considerada como la cinta más pirateada de la historia) y que cada Semana Santa obtiene audiencias millonarias en televisión; sólo esa cinta ha contribuido a difundir los hechos de la pasión del Señor mucho más que todas las historias de Jesús publicadas en el mismo período de tiempo.
Al verla, muchos han comprendido al fin —porque lo han vivido en su imaginación— qué significa esa frase que tantas veces han repetido en el Credo: “fue crucificado, muerto y sepultado”. Y otros que apenas tuvieron instrucción religiosa han conocido a la Verónica, a Claudia Prócula y a otros personajes que ni siquiera mencionan los Evangelios (sabemos de ellos por la Tradición o por los Apócrifos) gracias a este filme que, para mayor desconcierto, ha llegado a las audiencias en dos idiomas muertos: latín y arameo.
En España, un filme como La Pasión de Cristo, que fue visto en los cines por dos millones y medio de espectadores, que luego vendió decenas de miles de copias en vídeo y DVD, que fue copiado ilegalmente en cifras inimaginables para su distribución callejera, que fue también descargado en Internet miles y miles de veces (está considerada como la cinta más pirateada de la historia) y que cada Semana Santa obtiene audiencias millonarias en televisión; sólo esa cinta ha contribuido a difundir los hechos de la pasión del Señor mucho más que todas las historias de Jesús publicadas en el mismo período de tiempo.
Al verla, muchos han comprendido al fin —porque lo han vivido en su imaginación— qué significa esa frase que tantas veces han repetido en el Credo: “fue crucificado, muerto y sepultado”. Y otros que apenas tuvieron instrucción religiosa han conocido a la Verónica, a Claudia Prócula y a otros personajes que ni siquiera mencionan los Evangelios (sabemos de ellos por la Tradición o por los Apócrifos) gracias a este filme que, para mayor desconcierto, ha llegado a las audiencias en dos idiomas muertos: latín y arameo.
Posiblemente sea Jesucristo uno de los principales personajes de la Historia del Cine, directa o indirectamente por referencias a su vida o doctrina. Ésta influyó de manera decisiva en el desarrollo en Occidente de principios relativos a la dignidad humana -y otros- que hoy se consideran universales (de momento, prescindo de una aproximación desde la fe). Aún restringiendo el ámbito de coloquio al reflejo en el cine de su vida y la de sus discípulos directos , creo que el campo es vastísimo y nos va a proporcionar argumento para mucha reflexión.
ResponderEliminarMuchas gracias por la iniciativa.
Una gran idea, para un TEMAZO que dará seguro, mucho que hablar. Gracias!
ResponderEliminarPedazo de blog!! muy interesante!!sigue asi!
ResponderEliminarUna idea soberbia que espero cumpla el fin que te propones, enhorabuena
ResponderEliminarGracias a los cuatro, por vuestros comentarios y vuestro apoyo. A los tres anónimos y en especial a Curro, que me ha dejado su nombre. Pero este blog pertenece a todos: todos podéis participar y apuntar ideas. Colaborad aportando líneas de trabajo y aspectos que deban ser tratados aquí. Cuento con vosotros. Y gracias por adelantado.
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