viernes, 28 de enero de 2011

El mensaje de Cristo según "La historia más grande jamás contada" (1)

El mensaje de Cristo que nos presenta esta película está centrado en la bondad del corazón. La vida de la gracia, los sacramentos, la filiación divina… todas estas realidades quedan fuera de los discursos de Jesús. Tampoco la Iglesia parece ser parte de su mensaje: con unos apóstoles meramente decorativos, alude a ella una sola vez, tras la Confesión de S. Pedro, cuando afirma: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16, 16).

Por otra parte, la presencia de la Virgen es mínima en el conjunto del filme: la vemos fugazmente en el Nacimiento de Cristo (instante en el que recuerda las palabras de la Anunciación: “Será grande y será llamado Hijo del Altísimo”, Lc 1, 32). Salvo en un breve saludo de Jesús a su regreso a Nazaret, no la volvemos a ver hasta el Via Crucis y la Pasión; y en ambas escenas se mantiene al margen, viendo los sucesos desde lejos.

En este sentido, cabría pensar que la película está concebida desde una perspectiva protestante; aunque, eso sí, lo suficientemente abierta como para que guste a los católicos y a los judíos. A éstos últimos, en concreto, tiene muy en cuenta al seleccionar los discursos de Jesús, buscando siempre el fondo veterotestamentario de su mensaje. Así, el filme habla más de la conversión, de la bondad del corazón y de la esperanza mesiánica, que de la gracia, la redención universal o de la misma identificación con Cristo.

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