Hace dos días se estrenó en España "La última cima", una película de Juan Manuel Cotelo de la que hablé en este blog. Lo hice por un doble motivo: La película es muy buena y JuanMa fue, hace años, uno de mis mejores alumnos: de esos que te hacen sentir que la vida docente vale la pena, porque tus alumnos llegan a tu altura, te dan una palmadita y siguen mucho más lejos de lo que tú alcanzas. Ese es el gran regalo que, con frecuencia, podemos saborear los profesores.
Hoy quiero añadir algunos datos sorprendentes: su estreno madrileño ha superado en recaudación a "Sexo en Nueva York 2" y ha merecido los mejores elogios de la crítica y no pocas reflexiones interesantes. Quizás porque la propia historia del sacerdote D. Pablo Domínguez es verdaderamente ejemplar. En Decine21, una web que suelo recomendar, han titulado la reseña con el sugerente título "Un cura para la eternidad".
Ahora encuentro un artículo de fondo de Hildy Johnson, publicado en su blog de Decine21, que por su sensatez y agudeza reproduzco aquí: "¿Hay nicho para el cine religioso en España?". No tiene desperdicio.
En Estados Unidos es un hecho que el cine religioso funciona, y funciona muy bien. Incluso hay técnicas de marketing muy avanzadas para alcanzar a un público muy amplio, que desea ver en las pantallas historias que conecten con sus convicciones más profundas, no hay más que pensar en cómo se lanzó allí La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, o más recientemente títulos como The Blind Side (Un sueño posible), Bella y Prueba de fuego. Se organizan pases previos que centran su esfuerzo en el espectador cristiano, con envío masivo de información a parroquias y comunidades religiosas de tipo diverso. El resultado es que sacerdotes y pastores suelen recomendar las películas a sus fieles, y la gente responde positivamente.
La pregunta es: ¿en España es posible hacer algo así? ¿O se trata de un modo de hacer muy yanqui, un modelo no trasladable? La impresión, tras el estreno ayer en cines de La última cima, es que la cosa también puede funcionar por estos lares. El documental de Juan Manuel Cotelo sobre un sacerdote muerto en accidente de montaña, se vende con la frase promocional "La película que habla bien de los curas", y el tamtam entre el público más interesado está funcionando perfectamente, con el boca a oreja, e internet. De modo que, según datos de la distribuidora Europa Dreams Factory, con sólo dos copias en los madrileños cines Palafox y Dreams Palacio de Hielo, se ha convertido en la película de mayor recaudación por copia, con una media de 3.862,5 euros, y es la número 18 de más taquilla en total. Tal acogida ha permitido que esté ya previsto el estreno en 25 ciudades, con una cifra de copias aún por determinar, pero superior lógicamente a las 25 copias.
Quizá el cine español, en los últimos tiempos no muy positivo en su mirada al cristianismo -piénsese en títulos como Ágora, Los girasoles ciegos o Camino- debería pensar en cuidar a un público que puede darle muchas alegrías. Hay compañías que han tratado de hacerlo con títulos como la reciente Lourdes, pero sin duda que en España todavía hay mucho trecho que recorrer en la promoción de un tipo de cine que, como en el caso de La última cima, acaba sorprendiendo gratamente incluso a los no creyentes o indiferentes.
Si queréis saber más sobre la película que está ahora en los cines, os invito a ver los dos tráilers que puse en el post anterior y os añado este monólogo del director, todo un ejemplo de inteligencia, sinceridad y persuasión.
Si queréis saber más sobre la película que está ahora en los cines, os invito a ver los dos tráilers que puse en el post anterior y os añado este monólogo del director, todo un ejemplo de inteligencia, sinceridad y persuasión.
Efectivamente,este hombre apuesta por la exaltación y elogio de quien, en este caso, ha sido una persona, una sacerdote con gancho, con carisma y, además, consumado deportista.
ResponderEliminarNo he conocido a ese presbítero; pero sí he conocido a otros que han sido y son magníficas personas. Otros, quizá luchando contra sus propias debilidades, se han mostrado, por su carácter y modo de ser, distantes y, a veces soberbios, pues, como decía Terencio "Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno".
En el sacerdote, debe mostrarse y haber esas dosis de humanidad que le haga próximo a los demás, sin aspavientos ni deseos de producir en quiénes le rodean, un marasmo de escrúpulos antinaturales que lleve a muchas personas al "tiquismiquis" y a la soberbia espiritual.
Este sacerdote, por lo que se ha visto en el vídeo, era natural como la vida misma y enamorado de la vida,de la naturaleza y la razón, como don distintivo del ser humano, hecho a imágen y semejanza de su creador; Dios.
Las efectaciones, las contorsiones mentales y los pseudomisticismos no hacen bien a nadie y distancian al hombre de la alegría de ser persona a imágen de Dios.
Existe, por desgracia, mucho contorsionista que, "en un más difícil todavía", pretende compaginar el mensaje del Evangelio con los intereses mundanos, del egoísmo, la economía despiadada y deshumanizante que, aunque sea revestida de "fervor", no deja de ser esa "vela" encendida al diablo, junto a la encendida a Dios.