(Pablo J. Ginés, Religión en Libertad) No es el fervor religioso: es más bien la lógica económica lo que ha provocado este aluvión de filmes. Hay al menos 6 proyectos en los despachos: uno sobre Noé, dos sobre Moisés, otro sobre Poncio Pilato, otro sobre la Virgen y una película que mezcla Caín y Abel con vampiros y se presenta como bíblica y sobrenatural. (De casi todos ellos hemos hablado en este blog)
Mel Gibson abrió el camino, por supuesto, con La Pasión de Cristo: pese a sus subtítulos, su arameo y latín, la dureza de sus imágenes y el boicot de algunos lobbies judíos, la película arrasó en los cines. El público cristiano fue por devoción, y el resto atraído por la música, la ambientación y la polémica. Pero “La Pasión” no es el modelo de esta oleada de películas. El modelo –lo admiten los productores en sus círculos profesionales- son las películas de superhéroes, que llenan los cines con 1) historias épicas y heroicas; 2) personajes que ya eran previamente conocidos en libros y cómics; 3) grandes efectos especiales; 4) público familiar.
Todo esto lo pueden aportar las películas bíblicas si Hollywood pone dinero: héroes y épica, efectos especiales grandiosos, personajes y temas conocidos y familias que llenarán los cines. Y las historias bíblicas tienen una ventaja: no habrá que pagar un 5% de lo recaudado a la casa Marvel por derechos de autor. Los héroes bíblicos no pagan derechos de autor.
“Noé” es la película más avanzada. Está presupuestada en 125 millones de dólares y quiere atraer hasta los ateos más ateos sólo por el placer de ver un diluvio catastrófico de inconmensurables dimensiones. En el papel del Patriarca Noé está Russell Crowe, antiguo gladiador hispano. Como director, Darren Aronofsky (dirigió “Cisne Negro”, por ejemplo). El dinero lo pone la Paramount Pictures de Viacom y uno de los co-guionistas escribió parte de “Gladiador”. Quieren el “nihil obstat” de tantos expertos bíblicos como puedan y hasta marzo de 2014 no se estrenará.
“Dioses y Reyes”, sobre la historia de Moisés, puede ser el otro proyecto faraónico (con perdón), con dinero de Time Warner, que intentan conseguir a Steven Spielberg como director: un gran cineasta, credenciales judías impecables y experiencia con la película de dibujos animados que no envejece “El Príncipe de Egipto”. Zarzas ardiendo, murallas de agua, plagas de Egipto, muchedumbres… la espectacularidad debe ser arrolladora para no decepcionar.
El otro proyecto sobre Moisés se llama “Exodus”, con dinero de la 20th Century Fox y dirigido por Ridley Scott, que a sus 74 años dice que lo que le interesa no son los efectos especiales sino “la relación entre Moisés y Ramsés”. La Biblia no da nombre al malvado faraón, pero hay un cierto consenso entre los historiadores por identificarlo como Ramsés II. Hay que decir que la relación entre ambas personalidades ya se ha explorado mucho en “Los Diez Mandamientos” y “El Príncipe de Egipto”, aunque fuese un tema que al autor bíblico le preocupaba bastante poco.
El último tema veterotestamentario es el de Caín y Abel, que dirigiría y financiaría Will Smith (sí, el Príncipe de Bel Air) y que incluye vampirismo y fantasía, aunque desde su productora se insiste en que es una elaboración de la historia bíblica. Hay quien sospecha que tenga que ver más con los cómics de terror de la casa DC en la línea del “Sandman” de Neil Gaiman (un narrador que nunca dejó de beber de la Biblia como material).
Una película menos ambiciosa pero que quizá sea la más interesante y original de todas es “María Madre de Cristo”, con un presupuesto de unos 25 millones de dólares, dirigida por Alister Grierson, distribución de Lionsgate y con guión de Barbara Nicolosi, que lleva muchos años como guionista y animadora de propuestas cristianas en Hollywood (busquen su blog “Church of the Masses”). Católica ortodoxa en doctrina y enemiga declarada de las historias aburridas y las “predicaciones camufladas”, Nicolosi ofrece aquí la vida de María a los 8, 15, 19 y 27 años, hasta que Jesús tiene unos 12 años (el episodio del Templo). No son fáciles las cosas para la joven María (Odeya Rush), que debe emigrar acosada por el malvado Herodes (Ben Kingsley, que en Lux Vide fue Faraón y también Moisés), pero cuenta con el apoyo de su prima Isabel y su esposo José.
Por último, la Warner Brother está estudiando rodar “Poncio Pilato” y ya ha comprado el guión a Vera Blasi. Al parecer, Brad Pitt podría ser el muchacho de familia ecuestre romana, al principio sensible y abierto, luego endurecido por las guerras y sordo a las sensibilidades de los judíos. Probablemente, el drama esté en mostrar que Pilato no podía sino ceder ante las presiones que le pedían matar a un inocente como Jesús. O quizá lo contrario: en mostrar que aunque podía haber resistido, no lo hizo. No faltarían Salomé, María Magdalena, Calígula, Tiberio… y la siempre misteriosa figura de la esposa de Pilato.
Jonathan Bock, presidente de la casa de marketing Grace Hill, especializada en “vender” productos de Hollywood a audiencias religiosas, es muy claro: “tenemos dos culturas que se están redescubriendo; Hollywood tiene los mejores narradores; y la religión tiene las mejores historias”.
Mel Gibson abrió el camino, por supuesto, con La Pasión de Cristo: pese a sus subtítulos, su arameo y latín, la dureza de sus imágenes y el boicot de algunos lobbies judíos, la película arrasó en los cines. El público cristiano fue por devoción, y el resto atraído por la música, la ambientación y la polémica. Pero “La Pasión” no es el modelo de esta oleada de películas. El modelo –lo admiten los productores en sus círculos profesionales- son las películas de superhéroes, que llenan los cines con 1) historias épicas y heroicas; 2) personajes que ya eran previamente conocidos en libros y cómics; 3) grandes efectos especiales; 4) público familiar.
Todo esto lo pueden aportar las películas bíblicas si Hollywood pone dinero: héroes y épica, efectos especiales grandiosos, personajes y temas conocidos y familias que llenarán los cines. Y las historias bíblicas tienen una ventaja: no habrá que pagar un 5% de lo recaudado a la casa Marvel por derechos de autor. Los héroes bíblicos no pagan derechos de autor.
“Noé” es la película más avanzada. Está presupuestada en 125 millones de dólares y quiere atraer hasta los ateos más ateos sólo por el placer de ver un diluvio catastrófico de inconmensurables dimensiones. En el papel del Patriarca Noé está Russell Crowe, antiguo gladiador hispano. Como director, Darren Aronofsky (dirigió “Cisne Negro”, por ejemplo). El dinero lo pone la Paramount Pictures de Viacom y uno de los co-guionistas escribió parte de “Gladiador”. Quieren el “nihil obstat” de tantos expertos bíblicos como puedan y hasta marzo de 2014 no se estrenará.
“Dioses y Reyes”, sobre la historia de Moisés, puede ser el otro proyecto faraónico (con perdón), con dinero de Time Warner, que intentan conseguir a Steven Spielberg como director: un gran cineasta, credenciales judías impecables y experiencia con la película de dibujos animados que no envejece “El Príncipe de Egipto”. Zarzas ardiendo, murallas de agua, plagas de Egipto, muchedumbres… la espectacularidad debe ser arrolladora para no decepcionar.
El otro proyecto sobre Moisés se llama “Exodus”, con dinero de la 20th Century Fox y dirigido por Ridley Scott, que a sus 74 años dice que lo que le interesa no son los efectos especiales sino “la relación entre Moisés y Ramsés”. La Biblia no da nombre al malvado faraón, pero hay un cierto consenso entre los historiadores por identificarlo como Ramsés II. Hay que decir que la relación entre ambas personalidades ya se ha explorado mucho en “Los Diez Mandamientos” y “El Príncipe de Egipto”, aunque fuese un tema que al autor bíblico le preocupaba bastante poco.
El último tema veterotestamentario es el de Caín y Abel, que dirigiría y financiaría Will Smith (sí, el Príncipe de Bel Air) y que incluye vampirismo y fantasía, aunque desde su productora se insiste en que es una elaboración de la historia bíblica. Hay quien sospecha que tenga que ver más con los cómics de terror de la casa DC en la línea del “Sandman” de Neil Gaiman (un narrador que nunca dejó de beber de la Biblia como material).
Una película menos ambiciosa pero que quizá sea la más interesante y original de todas es “María Madre de Cristo”, con un presupuesto de unos 25 millones de dólares, dirigida por Alister Grierson, distribución de Lionsgate y con guión de Barbara Nicolosi, que lleva muchos años como guionista y animadora de propuestas cristianas en Hollywood (busquen su blog “Church of the Masses”). Católica ortodoxa en doctrina y enemiga declarada de las historias aburridas y las “predicaciones camufladas”, Nicolosi ofrece aquí la vida de María a los 8, 15, 19 y 27 años, hasta que Jesús tiene unos 12 años (el episodio del Templo). No son fáciles las cosas para la joven María (Odeya Rush), que debe emigrar acosada por el malvado Herodes (Ben Kingsley, que en Lux Vide fue Faraón y también Moisés), pero cuenta con el apoyo de su prima Isabel y su esposo José.
Por último, la Warner Brother está estudiando rodar “Poncio Pilato” y ya ha comprado el guión a Vera Blasi. Al parecer, Brad Pitt podría ser el muchacho de familia ecuestre romana, al principio sensible y abierto, luego endurecido por las guerras y sordo a las sensibilidades de los judíos. Probablemente, el drama esté en mostrar que Pilato no podía sino ceder ante las presiones que le pedían matar a un inocente como Jesús. O quizá lo contrario: en mostrar que aunque podía haber resistido, no lo hizo. No faltarían Salomé, María Magdalena, Calígula, Tiberio… y la siempre misteriosa figura de la esposa de Pilato.
Jonathan Bock, presidente de la casa de marketing Grace Hill, especializada en “vender” productos de Hollywood a audiencias religiosas, es muy claro: “tenemos dos culturas que se están redescubriendo; Hollywood tiene los mejores narradores; y la religión tiene las mejores historias”.
Interesante articulo luce llamativa la parte final del mismo sobre las historias de religión y los narradores. Por lo que vemos Hollywood ha reedescubierto la Biblia, aunque veo que la mayoria de los realizadores prefieren al Antiguo testamento y la prueba la vemos solo una sobre tema cristiano. Y por ultimo no hay que ser creyente para hacer una pelicula sobre tema biblico aunque no pocos se ha sentido estimulados por alguna de ellas a veces ocurre Dios tiene sus caminos
ResponderEliminarEl problema de algunos directores no está en que se sientan atraidos sobre una historia Biblica sino en la forma en la que la representan, por ejemplo la historia de Caín y Abel no tiene nada que ver con vampiros (guión de Will Smith, al que por lo demás me gusta su trabajo).
ResponderEliminarHay ocasiones en las que los directores se dejan temas importantes para hacer una versión libre que da igual que hubieran utilizado una historia de la Biblia a que se inventaran el argumento y digan que les dió la idea la Biblia, conozco más de un caso pero puestos a hacer publicidad prefiero hacerla de las pelis buenas
No entiendo porque tu redacción es tan maniquea, dices que los filmes bíblicos no venden a diferencia de los superheroes, etc, lo que no ves es que toda la gente que pide esos filmes son cristianos como tu, la sociedad americana es ampliamente cristiana, igual España y México, así que tu argumento es contradictorio.
ResponderEliminarHola, Unknown. Si lees el comienzo del ar´ticulo, verás que esa es la opinión de su autor, Pablo J. Ginés, no la mía.
ResponderEliminarPor otra parte, lo que Ginés dice es que las películas sobre Jesús o sobre cualquier tema bíblico deben tener interés humano, interés narrativo: la gente ira a ver esos filmes no sólo porque hablen de Cristo o de la Biblia, sino, principalmente, porque sean buenas historias y buenas películas. La referencia a Cristo añade sólo un matiz: que su historia ha interesado siempre a gentes de todas las culturas. Pero una película debe ser, ante todo, un buen filme, capaz de autivar y emocionar a la audiencia.