Al leer en paralelo los relatos evangélicos de la Resurrección, un lector poco iniciado puede verse sumido en la perplejidad: aparentemente no son coincidentes. Así, Mateo menciona dos mujeres que acuden al sepulcro: “María Magdalena y la otra María” (28, 1), mientras que Marcos y Lucas hablan en plural, sin especificar el número, y Juan señala sólo a la Magdalena.
Al ver la piedra removida, Mateo relata la estruendosa aparición de un Ángel, que tranquiliza a las mujeres (28, 2-7), mientras que Marcos dice que ellas entraron en el sepulcro y que allí “vieron a un joven con una vestidura blanca” (16, 5). Juan, por su lado, omite la aparición angélica a las mujeres y cuenta que la Magdalena “echó a correr, llegó donde estaban Pedro y el otro discípulo… y les dijo: ‘Se han llevado al Señor’” (20, 2).
Luego están las distintas apariciones en el Cenáculo, donde se habían escondido los apóstoles: la llegada de Pedro y Juan a la vuelta del sepulcro, la de las mujeres que han recibido el mensaje angélico, la de Cleofás y su compañero que han visto al Señor en el camino a Emaús… En realidad, estos relatos aparentemente disconformes encajan perfectamente en el entramado histórico de aquel día tan singular. Todos refieren un único hecho –la Resurrección de Cristo- con matices complementarios que la Sagrada Escritura y la Hermenéutica han engarzado y explicado desde hace ya mucho tiempo.
Al trasladar a la pantalla el pasaje de la Resurrección, los distintos directores se han fijado en las narraciones de uno u otro evangelista; y, sobre todo, han tratado de resaltar los principales acontecimientos de esa mañana –siempre desde su punto de vista- aportando distintos matices al relato conjunto de los Evangelios. Algunos, han logrado síntesis verdaderamente atinadas: como la mini-serie Jesús (1999), dirigida por Roger Young, o el filme El hombre que hacía milagros (2000), de Stanislav Sokolov. Otros han obviado por completo –o casi- ese pasaje (como en Jesús de Montreal [1989], de Arcand, o El Mesías [1975], de Rossellini), con lo que sus películas sobre Jesucrsito pierden densidad al omitir o desdibujar el pasaje más importante.
En las próximas 3 semanas (lunes, miércoles y viernes) voy a recoger y comentar el tratamiento de esta escena en los principales filmes sobre la vida de Cristo. De cada película seleccionaré la secuencia más relevante de la mañana de la Resurrección y añadiré una glosa sobre su puesta en escena.
Empezaré con los grandes filmes de Hollywood en los años sesenta (Rey de Reyes [1961] y La historia más grande jamás contada [1965]) para seguir con las controvertidas versiones de los setenta (El Mesías [1975] y Jesús de Nazaret [1977]), las históricamente modélicas a finales de siglo (la mini-serie Jesús [199] y El hombre que hacía milagros [2000]) y la breve pero luminosa Resurrección en La pasión de Cristo (2004).
Cuento con vuestra colaboración y vuestros comentarios. Pasado mañana empezamos.
Al ver la piedra removida, Mateo relata la estruendosa aparición de un Ángel, que tranquiliza a las mujeres (28, 2-7), mientras que Marcos dice que ellas entraron en el sepulcro y que allí “vieron a un joven con una vestidura blanca” (16, 5). Juan, por su lado, omite la aparición angélica a las mujeres y cuenta que la Magdalena “echó a correr, llegó donde estaban Pedro y el otro discípulo… y les dijo: ‘Se han llevado al Señor’” (20, 2).
Luego están las distintas apariciones en el Cenáculo, donde se habían escondido los apóstoles: la llegada de Pedro y Juan a la vuelta del sepulcro, la de las mujeres que han recibido el mensaje angélico, la de Cleofás y su compañero que han visto al Señor en el camino a Emaús… En realidad, estos relatos aparentemente disconformes encajan perfectamente en el entramado histórico de aquel día tan singular. Todos refieren un único hecho –la Resurrección de Cristo- con matices complementarios que la Sagrada Escritura y la Hermenéutica han engarzado y explicado desde hace ya mucho tiempo.
Al trasladar a la pantalla el pasaje de la Resurrección, los distintos directores se han fijado en las narraciones de uno u otro evangelista; y, sobre todo, han tratado de resaltar los principales acontecimientos de esa mañana –siempre desde su punto de vista- aportando distintos matices al relato conjunto de los Evangelios. Algunos, han logrado síntesis verdaderamente atinadas: como la mini-serie Jesús (1999), dirigida por Roger Young, o el filme El hombre que hacía milagros (2000), de Stanislav Sokolov. Otros han obviado por completo –o casi- ese pasaje (como en Jesús de Montreal [1989], de Arcand, o El Mesías [1975], de Rossellini), con lo que sus películas sobre Jesucrsito pierden densidad al omitir o desdibujar el pasaje más importante.
En las próximas 3 semanas (lunes, miércoles y viernes) voy a recoger y comentar el tratamiento de esta escena en los principales filmes sobre la vida de Cristo. De cada película seleccionaré la secuencia más relevante de la mañana de la Resurrección y añadiré una glosa sobre su puesta en escena.
Empezaré con los grandes filmes de Hollywood en los años sesenta (Rey de Reyes [1961] y La historia más grande jamás contada [1965]) para seguir con las controvertidas versiones de los setenta (El Mesías [1975] y Jesús de Nazaret [1977]), las históricamente modélicas a finales de siglo (la mini-serie Jesús [199] y El hombre que hacía milagros [2000]) y la breve pero luminosa Resurrección en La pasión de Cristo (2004).
Cuento con vuestra colaboración y vuestros comentarios. Pasado mañana empezamos.
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